Cuando el pueblo de Dios decide adorarle sin importar lo que le rodea, la misma presencia de Dios desciende y llena los espacios vacíos. En esta noche la iglesia abrió su boca para entonar alabanzas al Dios del cielo y tierra. La iglesia que se dio cita al Culto al Altísimo nocturno rindió loor, honra y alabanzas a Dios antes de dar comienzo al “así dice el Señor”. La pastora Iris N. Torres Padilla tuvo a bien tomar la porción que se encuentra en Números capítulo 13 verso 25-33:

“Y volvieron de reconocer la tierra al fin de cuarenta días…”

El “no se puede” y el “tengo miedo” fue lo que impidió que Israel avanzara y tomara posesión de la tierra prometida. Estos versos muestran la falta de desobediencia de un pueblo que había sido testigo del poder de Dios. El Dios que tú le sirves, cuando promete, cumple. Aunque tardare, lo que ha de venir vendrá y no se tardará. Esto lo olvidó el pueblo de Dios cuando salió de Egipto; Dios los sacó en prosperidad y seguridad, pero no creyeron en lo que él les había dicho sobre la tierra de la cual fluye leche y miel.

Moisés envió 12 espías a la tierra prometida, entre ellos Josué y Caleb. De los 12 espías, 10 regresaron diciendo “no se puede” y lamentándose de los gigantes que había en Canaán. No se trata de cómo lo harás, sino de creer lo que Dios te prometió que te daría y tomar posesión. «Yo no sé cómo Dios lo hará, pero definitivamente lo hará». ¿Qué impide tomar lo que Dios te prometió que te daría? Dios no te ordena buscar solución al problema, lo que él quiere es que dejes que él obre, que marches y tomes lo que es tuyo. Dos espías hicieron la diferencia; matemáticamente hablando eran minoría, pero nunca desmintieron el informe de los otros 10. Ellos tenían otra perspectiva porque se enfocaron en “quién los había enviado”, no en el “cómo”.

Hoy es el día para que renueves tu entusiasmo con pasión, para que eso que crees que no puedes hacer, te sirva de gasolina para hacerlo. Dios solo te pide que seas obediente. Dios te llamó para una gran tarea, una misión en la que él estará de tu lado. Dios no está interesado en cómo programamos actividades, sino en quien responderá. Ha llegado el momento de tomar una decisión y unirnos en el esfuerzo de hacer lo que tenemos que hacer. La pregunta es: ¿quién lo hará? Y esa persona eres tú porque sobre ti están los recursos, capacidades y fuerza. Sacrifica las cosas que te impiden ser buen mayordomo de Cristo. Que cada vez que entres a tu recámara, Dios se atreva a hablar de tu mayordomía. La iglesia marcha hacia adelante victoriosa con el compromiso que hacemos con Dios. Israel pudo haber entrado en la tierra prometida si hubiesen escuchado a los 2 espías en lugar de los 10.

 

 

Por: Rony Pérez