Los discípulos estaban a punto de perder a su Maestro. Él, además del dolor de partir, tendría que enfrentar durante toda la noche y a la mañana siguiente el propio martirio. El momento era de gran emoción. No obstante, en un clima en donde solo había espacio para llorar, Jesús una vez más hace algo imprevisible. En medio de su oración habla acerca del placer. Ruega al Padre para que todos sus seguidores en ves de ser personas tristes, angustiadas y deprimas, tuviesen pleno placer.
[quote align=»center» color=»#0CE8B2″]Dijo: «…para que tengan mi gozo cumplido en si mismos»(Juan 17:13).[/quote]
Es difícil investigar la personalidad de Cristo. Está completamente fuera de la previsión lógica y es capaz de dejar perplejo a cualquier investigador de psicología. ¿Como puede alguien hablar de alegría estando tan cerca de la muerte? ¿Como puede alguien tener disposición para hablar acerca del placer si el mundo conspira contra Él para matarlo? Nadie que ame la vida y el arte se pensar puede dejar de investigar la personalidad de Cristo, aunque no crea en Él en absoluto. En esa oración. Él aún tiene disposición para preocuparse por la calidad de la relación entre sus discípulos. Clama por la unidad entre ellos. Conmovido, ruega que sus amados galileos y todos aquellos que vengan a agregarse a su proyecto trascendental sean perfeccionados en la unidad.

Ten presente que Cristo Viene.

Pastora Iris N. Torres Padilla