La oración es el recipiente en el cual se vierten los temores de los padres para que enfríen. Jesús dice muy poco en cuanto a la crianza de los hijos, no hace ningún comentario sobre dar nalgadas, o darle el pecho a un niño, o las peleas entre hermanos, o la educación escolar. Pero sus acciones hablan muy alto en cuanto a la oración. Cada vez que un padre o madre ora, Cristo le responde. ¿Cuál es su mensaje principal para los padres y las madres? Traigan a sus hijos a mí. Críenlos en un invernadero de oración. Cuando los despidas por el día, hazlo con una bendición. Cuando les digas buenas noches, cúbrelos con oración. ¿Está teniendo problemas tu hija con la tarea de geografía? Ora con ella en cuanto a eso. ¿Se siente intimidado tu hijo por la nueva muchacha? Ora con él sobre ella. Ora pidiendo que tus hijos tengan un significado profundo de su lugar en este mundo y un lugar celestial en el próximo. Padres no podemos proteger a nuestros hijos de todas las amenazas de la vida, pero podemos llevarlos a la Fuente de la vida. Podemos entregar con confianza nuestros hijos a Cristo. Sin embargo, aun entonces nuestras solicitudes pueden estar seguidas de una elección difícil. Mientras Jairo y Jesús iban a la casa del primero, «vino uno de la casa del principal de la sinagoga a decirle: Tu hija a muerto; no molestes más al Maestro. Oyéndolo Jesús, le respondió: No temas; cree solamente, y será salva» (Lucas 8:49-50).

Jairo se sintió confuso con los dos mensajes. El primero, de su sirviente: «Tu hija ha muerto». El segundo, de Jesús: «No temas». El miedo lo llamó de un lado. La esperanza le pedía que hiciera algo. Tragedia, luego confianza. Jairo escuchó dos voces y tenía que decidir a cuál de los dos escucharía. ¿No es lo que hacemos todos? La dura realidad de criar a los hijos se puede definir así: tú puedes hacer lo mejor posible y todavía estar en la posición que estuvo Jairo. Puedes proteger, orar y mantener los peligros bajo control, y todavía encontrarte en una sala de emergencia a medianoche o en una Clínica de rehabilitación para drogadictos el día de visita un domingo, escogiendo entre dos voces: la desesperación o tener fe. Jairo podría haber escogido la desesperación. Quien lo habría culpado por decir: «Basta». Él no tenía garantía alguna de que Jesús lo podía ayudar. Su hija estaba muerta. Jairo se podría haber ido. Como padres, nos alegra mucho que no lo hubiera hecho. Necesitamos saber lo que hará Jesús cuando le confiamos nuestros hijos.

[quote align=»center» color=»#A2FF05″]Pero aquí Cristo los unió.[/quote]

Él unió a todos los de la casa. «Entrando a la casa, no dejó entrar a nadie consigo, sino a Pedro, a Jacobo, a Juan, y al padre y a la madre de la niña» (Lucas 8:51). Jesús incluyó a la madre. Hasta esta altura, no sabemos la razón, pero ella no había estado incluida. Tal vez ella estaba al lado de la cama donde estaba su hija. O quizás estaba enfadada con su esposo. Una crisis puede dividir una familia. El estrés de cuidar a un hijo enfermo o con problemas puede causar una división entre papá y mamá. Pero aquí Cristo los unió. Imagínate a Jesús deteniéndose a la entrada de la casa y haciéndole señales a la madre para que se uniera a ellos. Él se podía haber apresurado a entrar sin ella. Pero quería que papá y mamá estuvieran juntos en la lucha. Jesús reunió a toda la familia, aunque era pequeña, en la presencia de la hija. E hizo desaparecer la falta de fe. «Y lloraban todos, y hacían lamentación por ella. Pero él les dijo: No lloréis; no está muerta, sino que duerme. Y se burlaban de él, sabiendo que estaba muerta» (vv.52-54). Él ordenó que la duda saliera, y permitió que se quedaran solo la fe y la esperanza. Y en este pequeño círculo íntimo de confianza, Jesús «tomándola de la mano, clamó diciendo: Muchacha, levántate. Entonces, su espíritu volvió, e inmediatamente se levantó, y El mandó que se le diera de comer. Y sus padres estaban atónitos» (v. 54-56).

Dios tiene compasión por los padres que sufren. ¿Nos debería sorprender? Después de todo, Dios mismo es padre. ¿Qué emoción paternal es la que Él no ha sentido? ¿Estas separado de tu hijo? También lo estuvo Dios. ¿Está alguien maltratando a tu hijo? También se burlaron y maltrataron al Hijo de Dios. ¿Se está alguien aprovechando de tu hijo? El Hijo de Dios fue acusado con testimonios falsos y traicionado por un seguidor codicioso. ¿Debes observar mientras tu hijo sufre? Dios vio a su Hijo en la cruz. ¿Sientes que quieres librar a tu hijo de todos los sufrimientos del mundo? Dios sí. Pero debido a su gran amor por nosotros, «no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con Él todas las cosas?» (Romanos 8:32). En todas las cosas también deben estar incluidos el valor y la esperanza.

[quote align=»center» color=»#A2FF05″]Ten presente que Cristo viene. [/quote]

Pastora Iris N. Torres Padilla