El Maestro quería que sus discípulos valorasen las cosas que el dinero no compra: la tranquilidad, la solidaridad, el amor mutuo, la lucidez, la coherencia, la unidad. Anhelaba que conquistaran más «el ser» que el «tener» y aprendiesen a enfrentar los problemas reales diarios, y no los imaginarios creados en el escenario de la mente. El Maestro de maestros, muchos siglos antes de nacer la psicología, ya vacunaba a sus discípulos contra la ansiedad enfermiza, patológica. Lamentablemente, hasta hoy la psicología aún no sabe cómo producir una vacuna efectiva contra los trastornos ansiosos y depresivos. La drogadicción, la violencia, la discriminación y los síntomas psicosomáticos tan abundantes en las sociedades modernas, sinónimo testigos innegables de que las ciencias que tienen como objetivo ayudar a la personalidad humana, principalmente la psicología y la educación, aún son ineficaces para desarrollar sus funciones más nobles.

[quote align=»center» color=»#7EC453″]¿Sería posible transformar hombres rudos, agresivos, sin cultura, que aman estar por encima de los demás, que no saben trabajar en equipo, en verdaderos vencedores, capaces de brillar en las áreas más ricas de la inteligencia y del espíritu humano?[/quote]

Los jóvenes salen de los colegios y las universidades con certificados técnicos y títulos académicos, sabiendo cómo actuar en el mundo físico, pero sin saberlo hacer en su mundo interior, ignorando como se pueden volver agentes modificadores de su historia emocional, intelectual o social. Los discípulos de Cristo no tenían un perfil psicológico y cultural recomendable. Y pregunto; ¿sería posible transformar hombres rudos, agresivos, sin cultura, que aman estar por encima de los demás, que no saben trabajar en equipo, en verdaderos vencedores, capaces de brillar en las áreas más ricas de la inteligencia y del espíritu humano? Aparentemente Jesús fue derrotado, pues sus discípulos íntimos le causaron sus primeras cuatro frustraciones. Pero será placentero un día publicar la trayectoria de vida de los discípulos antes y después de la muerte de su Maestro. Hace dos mil años atrás Jesús de Nazaret ya practicaba la más bella y eficiente terapia y educación preventiva.

La ansiedad puede ser una enfermedad aislada o un síntoma de otras molestias químicas, como los trastornos depresivos. Incluso, la ansiedad es uno de los principales síntomas de la depresión. Las personas ansiosas casi siempre presentan distintos grados de hipersensibilidad emocional. Jesús, solo experimentó un estado intenso de estrés asociados con síntomas psicosomáticos. Aun lograba administrar sus emociones y gobernar sus pensamientos, lo cual explica la gentileza y amabilidad expresadas en el momento en que Judas lo traicionó y cuando los discípulos lo frustraron. Aun el más alto grado de angustia., brillaba en su humanidad abatida, Jesús cuidaba de las personas y era afectuoso con ellas. Nunca desquitó su estrés con los que lo rodeaban. Nunca hizo de ellos el depósito de su dolor. Y pregunto; ¿Somos igual al Maestro? Cuando estamos ansiosos, cualquier problema es gigante. Quedamos irritados e inestables. Nuestra gentileza se desmenuza, nuestra lucidez se evapora y agredimos fácilmente a las personas que nos rodean. Algunos, desgraciadamente, hacen de sus amigos íntimos un depósito de su ansiedad. Descargan sobre ellos su basura emocional. Practican una violencia no prevista en los códigos penales, pero hiere el centro del alma, el derecho esencial del placer de vivir.

La construcción de pensamientos de Jesús, el hombre, estaba hiperacelerada, en esa noche que antecedió a su muerte, pues no dejaba de pensar en todo lo que iba a vivir con su copa. Pero no perdió el control de la inteligencia, no se ahogó en la inestabilidad emocional ni en la irritabilidad. Lucas describe que la ansiedad de Jesús era tan intensa que produjo importantes síntomas psicosomáticos. Seguramente su corazón latía más rápido y su frecuencia respiratoria debió haber aumentado. Mientras oraba, sus poros se abrieron y el sudor se escurría por su cuerpo mojando la tierra con sus pies.

[quote align=»center» color=»#666666″]Recuerda que Cristo viene.[/quote]

Pastora Iris N. Torres Padilla