El viernes 12 de septiembre comenzamos nuestro culto de una manera distinta, ministrando y ungiendo a la juventud con aceite, hasta finalizar con el devocional y la rueda de oración. Ciertamente donde estén dos o más en Su nombre, allí Él está.

La predicadora de la noche, nuestra hermana Mitchelle Flores, compartía con nosotros que para poder ejercer efectivamente una profesión es necesario educarse bien y pasar por una serie de adiestramientos. Nosotros los creyentes tenemos como misión y profesión predicar el evangelio. Por tanto, tenemos que estar preparados. ¿Y cómo nos preparamos? Tenemos que estudiar nuestro manual de enseñanza, la Biblia.

Es importante que desarrollemos el hábito de escudriñar las escrituras, pues es la palabra de Dios la que hace cambios en nuestras vidas y en la vida de aquellos que no conocen al Señor. No hay mejor refrigerio para el alma y el espíritu que instruirse en las Sagradas Escrituras.

Te esperamos todos los viernes a partir de las 7:30 pm. Recuerda, “La Biblia, mi libro”.

Mi casa, es la casa de todos

Escrito por: Kevin Colón