Cristo en ese momento llegó a decir una frase fascinante: «El espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil» (Mateo 26:41). Su ser interior, «su espíritu», estaba preparado para morir, pues era fuerte, estable y decidido. Pero su ser exterior, «su carne», era frágil, débil y sujeto a trastornos casi incontrolables en determinadas situaciones como ocurre con cualquier ser humano. Decir que la carne es débil significa que el cuerpo físico, aunque complejo, está sujeto al frío, al hambre, al dolor, a las alteraciones metabólicas. Indica que hay una unidad entre la psique (alma) y la vida física (bios) y que esa vida, por medio de los instintos, muchas veces prevalece sobre la psique, principalmente cuando estamos estresados o viendo cualquier tipo de dolor. El Maestro tenía razón. Observen como una pequeña fiebre nos puede abatir emocionalmente. Un cólico intestinal puede turbar nuestros pensamientos. Una ofensa en público tiene el poder de paralizar nuestra capacidad de coordinar las ideas. Una migraña nos puede dejar irritables e intolerantes con las personas que más amamos. Jesús tuvo el coraje de decir que estaba profundamente angustiado y que tuvo la autenticidad de clamar a Dios para que alejase de Él su martirio si así lo quería. Si todo en la vida fuera sobrenatural, no habría belleza ni sensibilidad pues estoy sujeto a angustias. Todos nosotros estamos sujetos a errores y dificultades. A los hombres les gusta ser dioses, pero a Aquel que se presentaba como el Hijo de Dios le gustaba ser hombre.
[quote align=»center» color=»#EF9688″]A los hombres les gusta ser dioses, pero a Aquel que se presentaba como el Hijo de Dios le gustaba ser hombre.[/quote]

A pesar de sufrir como hombre, Jesús tenía una humanidad nobilísima. Noten que le dijo a su Padre: «Aparta de mí esta copa» (Marcos 14:36). El demostrativo «este» indica que se estaba refiriendo a lo que pasaba en su mente respecto a la copa física que iba a soportar a la mañana siguiente. Imaginen cuantas emociones y pensamientos angustiantes pasaban por la mente de Jesús. Pongámonos en su lugar; imaginemos nuestro rostro lleno de hematomas por los puñetazos de los soldados, nuestras espadas surcadas por los azotes, nuestra cabeza herida por las muchas espinas. Imaginemos también los primeros clavos perforando la piel, los nervios y músculos de nuestras manos. ¿Cuál sería la peor copa: la psíquica de los pensamientos anticipados o la copa física? Normalmente la psicología es peor que la física, pero en el caso de Jesús eran las dos, pues el sufrimiento de la cruz fue indescriptible. Pero le pidió al Padre que alejase «esta» copa, la copa síquica que estaba pasando por su mente, y no la física. Pero como esta copa también era parte de su martirio, en seguida añadió: «Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya»(Lucas 22:42). Con resignación, se rindió a la voluntad de su Padre. Jesús sufrió antes de tiempo porque estaba a las puertas de su juicio y de su crucifixión. Necesitaba pensar en las etapas de su dolor a fin de reunir fuerzas para soportarlas como hombre de carne y hueso.

El procedimiento del Maestro de la escuela de la vida es evidencia de que hay momentos cuando debemos dejar a un lado nuestra despreocupación y tomar conciencia de los problemas que pasamos. De lo contrario, nos alinearíamos socialmente. Esos momentos deben encararse directamente y analizarse desde diferentes ángulos. Pero es difícil saber cuál es el momento adecuado para ese ejercicio intelectual. El tiempo para lidiar con los problemas futuros debía ser solo el suficiente para equipararlos con el fin de superarlos. Sufrir por una posibilidad de un cáncer, por una crisis financiera que puede no ocurrir, por una dificultad aún distante, es como flagelarse a sí mismo inútilmente. Por el contrario a nosotros, Cristo solo aplicó emoción intensa a la producción de pensamientos horas antes de morir. Si durante la vida no hubiera sabido gobernar su inteligencia, habría estrangulado sus propias emociones, pues por estar consciente del drama que iba a sufrir, tendría su mente continuamente atormentada, y eso no le proporcionaría las condiciones para brillar en el arte de pensar, mantener la serenidad, ser afectuoso y dócil con todas las personas que cruzaron su historia. Que mucho nos falta por aprender….

[quote align=»center» color=»#EF9688″]Ten presente que Cristo viene.[/quote]

Pastora Iris N. Torres Padilla