Cualquier persona que quisiera establecer una religión a ser un héroe, ocultaría los sentimientos que Cristo expresó en el jardín del Getsemaní. Eso demuestra que en realidad Él no quería fundar una nueva religión que compitiera con los demás. Sus objetivos eran superiores. Deseaba redimir al ser humano e introducirlo en la eternidad. No buscaba heroísmo, sino cumplir la misión a la cual había sido asignado, cumplir su proyecto trascendental. El momento crucial de ese momento llegó: tomar su copa, pasar por su martirio. En aquel jardín oscuro, Jesús necesitaba prepararse para enfrentar esa tormenta. En el proceso de preparación, Él revela su dolor e inicia su dialogo con el Padre. Solamente ahí sus amigos comenzaron a percibir que su muerte estaba más cerca de lo que se imaginaban. Algunos por analizar superficialmente los pensamientos y las reacciones de Cristo en la noche que fue arrestado, ven allí fragilidad y retroceso. Yo veo la más hermosa poesía de libertad., resignación y autenticidad. Él tenía libertad para ocultar sus sentimientos, pero no lo hizo. Nunca alguien tan grande fue tan autentico.
La copa de Cristo está formada por las decenas de sufrimientos que se iniciaron en el jardín del Getsemaní y siguieron hasta el Gólgota, lugar de crucifixión. ¿Cuál fue la primera forma de sufrimiento que Cristo experimentó? Fue aquella causada por sus tres amigos. El dolor más agudo tiene su origen en los hechos de las personas que más amamos. En lo máximo de su dolor, el Maestro pidió el consuelo y la compañía de Pedro, Juan y Santiago, pero ellos no lograron atender a su pedido. Él no solo había dicho: «Mi alma está muy triste, hasta la muerte», también añadió: «Quedaos aquí, y velad conmigo” (Mateo 26:38). Nunca esperaron que declarase que estaba triste, ni jamás pensaron que un día el Maestro, tan fuerte e inconmovible, necesitaría de compañía. Al oír tales palabras y observar el semblante angustiado del Maestro, aquellos galileos quedaron profundamente estresados y, consecuentemente, entraron en un estado de somnolencia. El estrés intenso le roba al cerebro una energía que es usada en otros órganos del cuerpo, como los músculos. El resultado de ese robo de energía es un cansancio físico exagerado e inexplicable. Gran parte de las personas ansiosas, deprimidas o que ejecutan trabajo intelectual intenso presentan esos síntomas. Por estresarse mucho al pensar, están siempre robándole energía al cerebro, los que las deja constantemente fatigadas, sin saber el motivo. Aunque no hagan ejercicio físico, están sin energía. Cuando la fatiga es intensa, provoca una somnolencia como recurso de defensa del cerebro, pues al dormir reponemos la energía bio-psíquica.
Lucas, autor del tercer evangelio, era un excelente médico. Su característica fundamental era ser detallista. De origen probablemente griego, debe haber heredado la capacidad de observación del padre de la medicina, Hipócrates. Tal vez haya sido uno de los primeros médicos que entendió la relación entre la muerte y el cuerpo. Lucas dijo: «los halló durmiendo a causa de la tristeza» (Lucas 22:45). Dedujo que el sueño de los discípulos estaba vinculado a un estado de ansiedad y tristeza. Observó que aquel sueño no era fisiológico, natural, sino consecuencia del hecho de no soportar el dolor del Maestro, de no aceptar la separación. Con esa conclusión, Lucas inauguró la medicina psicosomática, pues muchos siglos antes ya se sabía de las manifestaciones de la psique ansiosa con el soma (cuerpo), ya se conocían algunas consecuencias del estrés. El sueño de los discípulos era una gran defensa inconsciente. Una defensa que evitaba asistir a la agonía del Maestro y, al mismo tiempo, buscaba reponer la energía cerebral consumida excesivamente por el proceso de híper-aceleración de pensamiento y del estrés.
[quote align=»center» color=»#666666_CODE»]No olvides que Cristo Viene[/quote]
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