Un evangelismo diseñado para trascender raza, color, género y religión. No fue creado por la política de la religión, sino por el Caballero de la Cruz: Cristo. Detengámonos aquí por un momento y miremos la historia. La historia del Cristo que atendió la necesidad emocional y física de la humanidad con el fin de derrumbar la pared de la segregación, discriminación y división para que todos alcanzáramos la salvación.

Nicodemo y la mujer Samaritana son ejemplos clásicos de cómo Jesús se revelaba a quienes le necesitaban sin importar la trayectoria de sus vidas. Nicodemo (Juan 3:1-21), era maestro de la Ley, conocedor de los profetas, pero no conocía lo más importante: el mensaje salvífico de la cruz. Jesús se dio a la tarea de explicarle para qué él había llegado al mundo utilizando el conocimiento que tenía Nicodemo sobre la ley y los profetas. Es por esto que le dice: “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna» (v. 3). Sin lugar a dudas, el diálogo entre Jesús y este creó una marca y un despertar en Nicodemo cuyo fin fue no seguir a una religión, sino al Maestro.

Nicodemo no fue el único impactado por el Maestro, la mujer samaritana también fue marcada (Juan 4:1-42). Una marca que provocó que otros Samaritanos conocieran de Jesús y de todo lo que podía hacer cuando anunció: “Me dijo todo lo que he hecho” (v. 39-42). El Maestro fue por encima de la Ley que establecía que los samaritanos y los judíos no se podían hablar; se quedó en Samaria por dos días evangelizando, demostrando que no le importaba la procedencia de ellos, solo que alcanzaran salvación. “Y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo» (v. 42).

Al estudiar los evangelios nos percatamos que el mensaje salvífico de la cruz es uno inclusivo. Es para todos y no tiene pre requisitos para que el alma de cada persona que lo acepte sea salvada. Es por esto que los que hemos chocado con Cristo, salimos a la calle a hablarle a la humanidad sin importar su trasfondo, para que tengan esperanza, fe y vida eterna por medio de Jesús, que murió y resucitó al tercer día. En cada evangelismo tenemos como meta hacerlo como Cristo lo hizo.