“…y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará. El que los recibe a ustedes, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.” (Mateo 10: 39, 40)

En la mañana del domingo 1 de mayo, el grupo de Avivamiento testificó de sus experiencias en Costa Rica. Comenzaron entonando alabanzas al Altísimo, adorando al Rey de reyes, al Todopoderoso. Llenos de gran emoción por las más de 6,000 almas rescatadas para Dios, dieron comienzo a sus testimonios.

“Estamos convencidos de que Jesús es el Señor. Por eso salimos a otras naciones a predicar de la palabra de Dios”, expresó nuestra hermana Vicky Sotomayor.

“Nosotros fuimos en el nombre del Señor a lugares rechazados por el hombre”, dijo el hermano Iván Rodríguez.

Mientras iban testificando y adorando al Señor, algunos, movidos por el Espíritu de Dios, salían de sus posiciones a ministrarle a las vidas que estaban allí reunidas. Realmente, vemos que Dios no solo trabajó con las personas en Costa Rica, y el grupo de Avivamiento, sino con nosotros en Puerto Rico.

“Usted no puede ser profeta en otra tierra, sino es profeta en la suya”, dijo nuestra pastora Iris N. Torres, cuando tomó la última parte. Es necesario ministrarle a las vidas de Cristo, no solo a los de afuera, sino también a los de nuestro núcleo.

La venida de Jesús, nuestro señor, está cerca. Es menester predicarle a los necesitados de Cristo. Y nosotros que estamos en él, mantenernos firmes, marchando hacia adelante.

“Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia.” (Colosenses 3:12)

 

Por: Lisandra Y. Rodríguez