Después de un momento de adoración donde le dijimos a Dios que queríamos ver Su Gloria, la pastora Iris N. Torres Padilla dio comienzo a la exposición de la palabra en nuestro Culto al Altísimo nocturno tomando como base la porción de Génesis 37:1-3.
“El evangelio que predicamos es de clavos y cruz… uno que te arranca el “tumor” y pone en ti un corazón nuevo conforme al de Dios”
«Qué triste cuando dentro de la familia hay crisis; no hay familias perfectas. Hay momentos que la vida es dura, aunque es hermosa», comenzó la pastora. La familia de Jacob era hermosa. Jacob tuvo dos hijos en su vejez, José y Benjamín; estos fueron nacidos de su esposa preferida, Raquel. Jacob creó un apego especial con José; y hasta le hizo una túnica de colores, logrando despertar la envidia en sus hermanos. «Cuando las personas no creen en ti Dios se encarga de ponerlas de frente y hacerte sobrepasar sobre ese que te señala. Mantente bajito y Dios, que te conoce en secreto, te exaltará. El evangelio que predicamos es de clavos y cruz, uno que duele, uno que te deja solo en tus procesos para que sea la mano de Dios tratando contigo, uno que te arranca el “tumor” y pone en ti un corazón nuevo conforme al corazón de Dios», continuó.
“Dios no te va a librar de la cisterna, pero estará contigo dentro de ella”
José enfrentó la ira y el celo de sus hermanos. ¿Qué culpa tenía José de ser escogido antes de nacer? José enfrentó cosas terribles, tenía sueños desde pequeño y su padre le ordenaba que los callara. «Dios, en ocasiones, le dará la oportunidad a tus enemigos para que se levanten contra ti, pero aun con cicatrices, Dios tendrá un plan. Si crees que servirle a Dios será fácil, te tengo que decir no lo es”, expresó la Pastora. Los hermanos de José lo desnudaron, empaparon la túnica con sangre y lo tiraron a una cisterna “Dios no te va a librar de la cisterna, pero estará contigo en la cisterna” aseguró la pastora. Unos hombres se llevaron a José de esclavo de camino a Egipto. Allí llegó a casa de Potifar, ante cuyos ojos halló gracia, y todo lo que José tocaba era bendecido.
“Dios se especializa en hacer locuras…”
José llegó a su segunda cisterna al ser apresado por el falso testimonio creado por la esposa de Potifar. Allá en la cárcel, la gracia de Dios estaba con él. «El favor de Dios sobre un ser humano provoca cambios en la gente y no importa que el túnel fuera oscuro, la luz de José alumbraba todo el lugar», explicó la pastora. José se convirtió en el administrador de la cárcel. Pasaron dos años y José permaneció callado. Como Dios se especializa en hacer locuras, sacó a José de la cárcel al palacio. Nadie podía adivinar los sueños del rey, pero el copero se acordó de cuando José, estando en la cárcel, interpretó un sueño suyo hacía un tiempo.
“José sabía que para su pueblo había una tierra grande”
Luego de un tiempo de oración, José interpretó el sueño que Faraón había tenido aun sin saber el sueño. Gracias a esto, se convirtió en la mano derecha de Faraón y el segundo en mando en Egipto. Un tiempo después cuando se cumplió el sueño de Faraón y el tiempo de las vacas flacas había llegado, José tuvo la oportunidad de vengarse de sus hermanos, pero hizo todo lo contrario. José sabía que para su pueblo había una tierra grande y solicitó que cuando fueran liberados, llevaran su cuerpo a la Tierra Prometida. «Dios siempre tiene un plan», finalizó la pastora.
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