Luego de un momento de adoración donde la presencia de Dios descendió y la Gloria de Dios fue manifiesta, la pastora Iris N. Torres Padilla comenzó la exposición de la Palabra tomando como base bíblica la historia de Ester en el capítulo 1:1,10; 2:1-4.

La Biblia no está llena de personas extraordinarias, sino de personas ordinarias escogidas para hacer cosas extraordinarias. Tal es el caso de Ester, quien era huérfana de padre y madre y creció con grandes necesidades. Ester fue criada por su tío Mardoqueo, y criada bajo la Torá. El relato cuenta que el rey Asuero escogió a Ester como su esposa. «Lo que Asuero vio sobre Ester fue el favor del Altísimo, porque Dios siempre tiene un plan. Lo que estás viviendo está en la agenda de Dios y aunque sea duro lo que vives, viene de camino una gran victoria», comenzó explicando la pastora. Mardoqueo era pobre al igual que Ester y dentro de ella había crisis, un profundo sentido de orfandad y hasta tenía miedo.

Cuenta el relato que había un hombre llamado Amán, el cual no amaba al rey, sino que amaba su corona. Sin embargo, Amán agradó los ojos del rey, le entregó su anillo y le dio la potestad de que hiciera todo cuando quisiera teniendo la autorización del rey. Luego de un tiempo, Amán comenzó a planificar un plan para destruir a los judíos, y sugirió al Rey para que este creara un decreto que los destruyera. Mardoqueo se enteró de este plan y advirtió a Ester. Le dijo a esta que debía hablar con Asuero; que no podía permitir que su pueblo fuera destruido, y que para esa hora Dios la había llamado.

Registra la Biblia en el capítulo 4:15-17 que Ester le pidió a Mardoqueo que reuniera a los judíos de Susa y que no comieran ni bebieran por tres días, ya que ella lo haría también. Ella entraría a ver al rey y no le importaría morir de ser así. Los reyes de ese tiempo tenían un cetro, el cual era extendido a las personas que deseaban tener una audiencia con el rey. Si no se extendía el mismo, las personas eran ejecutadas.

Ester se arriesgó. Es por esto que Ester le comenta a Mardoqueo que la cubriera, porque sabía a lo que se podía enfrentar. «Por encima de este gobierno hay uno más grande», comentó la pastora. Ester iba de camino y logró entrar y tener el cetro extendido. Y registra la Biblia que Asuero le dijo que hasta la mitad del reino le daría a su pedido. Dios estaba honrando a Mardoqueo y con una sabiduría sorprendente le indicó que tenía una cena especial para ambos, pero tenía que invitar a Amán. En un momento dado Amán se descubre ante Ester; ella le comentó que era judía y que era él el gestor de la destrucción de su pueblo, y ese día el rey se iba a enterar. Amán había preparado una horca para Mardoqueo y estaba esperando el momento preciso para colgarlo. Sin embargo, en un momento en el que Amán se apresuró sobre Ester para pedir misericordia, Asuero lo vio y se encendió en ira. Al contarle Ester lo que había sucedido y todos los planes que tenía Amán en contra del pueblo judío, Asuero no pudo contener su coraje y ordenó que lo colgasen y restituyeran la vida de Mardoqueo: colocándole el anillo, porque él guardaría la vida del pueblo de la reina.

Amado, Dios está. Tenga paz. Él obrará a su tiempo tal como lo hizo por el pueblo de Israel.

Recuerde que,

 

 

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