Jesús, desde el comienzo de su ministerio, realizaba innumerables milagros. Los enfermos eran sanados, los oprimidos libertados, los muertos recibían hálito de vida, los acusados fueron exculpados y los pecadores redimidos. Los discípulos fueron testigos de muchos de estos acontecimientos. Discutíamos en la clase de nuestro hermano y maestro, Falcón, el milagro de la multiplicación de los peces y el discurrimiento de Jesús y de su impetuoso discípulo (Pedro) sobre las aguas. La clase se dió en la nave, en el lado de los músicos, el 28 de diciembre de 2014. Utilizamos como referencia la revista El Discípulo y Mateo 14:22-36.
En un día cargado y lleno de mucha labor, los discípulos fueron y repartieron los panes y los peces a la multidud. Iban multiplicándose los alimentos con cada uno que era entregado. Fue un gran milagro. Luego de ello, Jesús los dirigió a la barca a que lo aguardaran allí en lo que Él despedía a la multitud. Obedientes ellos, entraron en la barca y navegaron. Poco sabían de la tormenta que se aproximaba.
Jesús quiere que pasemos por la tormenta para que crezcamos en paciencia y fe
«Se montaron en la barca mientras Jesús despedía la multitud. Jesús se tardó y les dejó azotados en la tormenta, hasta la cuarta vigilia de la noche (3am- 6am)», explicó Falcón. «Jesús quiere que pasemos por la tormenta para que crezcamos en paciencia y fe», continuó. La noche oscura y tenebrosa continuó bajo el ímpetu incesante de la tormenta. Los discípulos estaban «atormentados»; se veían en una situación precaria. Y de pronto, en medio del impacto de las olas y del ruido huracanado, una figura se vislumbró sobre las aguas. «Los discípulos se encontraron turbados, y pensaron que era un fantasma», dijo el Falcón. «Jesús gritó: ‘¡Soy yo (Yo soy)! No tengan miedo’. Dios está tratando con nosotros, sabe que nosotros somos frágiles y emocionales», enunció. «Dios se compadece de nosotros. Mantén la esperanza, que el que prometió cumple», enfatizó.
Amado hermano, le esperamos todos los domingos en la Iglesia de Jesucristo El Caballero de la Cruz, a las 9:30am, en la Escuela Dominical: la espina dorsal de la Iglesia.
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