La fe es el elemento fundamental y necesario para que podamos disfrutar de la salvación que Dios nos ha proporcionado. Sin ella es imposible conocer a Dios (razón por la cual se dio Jesús por nosotros, para conocerle), es imposible agradarle (Hebreos 11:6). Y, sobre todo, no proviene de nosotros, sino que es un don de Dios mismo. «A través de la fe (Dios nos da la capacidad de creer) se manifiesta la salvación, la relación, la amistad, la presencia del Ayudador, los dones, su amor, la eternidad», explicó Vanessa Torres. Los beneficios de la fe son inmensos e inmensurables.

«La fe proviene de Dios porque es conforme a su voluntad”, exclamó. Nuestra fe es un don de Dios del cual no debemos resistirnos. Muchos, por sus preconcepciones, hacen fuerza contra el convencimiento del Espíritu Santo. Está de nosotros permitirle a que opere en nosotros y que la fe crezca para que maduremos. Para poder madurar tenemos que ejercitar nuestra fe conociéndole más a través de su Palabra, la oración y creyéndole a sus promesas. “Dios es un Dios relacional”, explicó Torres.

“La fe viene por el oír, y el oír la Palabra de Dios” (Hebreos 11:6), citó la pastora. “Sin fe es imposible agradar a Dios. Tengo que creerle a Dios porque Él prometió”, continuó. Dios es un Dios de verdad, en Él no hay engaño ni mentira. Lo que dice lo cumple. Por eso, cuando Dios le promete algo, aunque haya pasado mucho tiempo, créale. Su Dios cumplirá lo que ha prometido. “La fe genuina se basa en las promesas de Dios”, enfatizó.

“El cristiano que nació de nuevo lo hizo a través de la fe”, dijo. Cuando fuimos salvos, fue a través del “oír” de su Palabra que nosotros concebimos la fe para alcanzar la salvación que nos fue obsequiada. Y una vez creemos, comienza en nuestras vidas lo que Dios tanto anhela (desde el principio de la creación): relacionarse con nosotros. “La fe va creciendo a medida que nos relacionamos con Dios. Necesitamos una comunicación continua y directa con Dios. es la única manera que crecemos”, finalizó.