“Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” (2 Timoteo 1: 6-7)

Con este versículo, nuestra pastora Iris N. Torres comenzó la exposición de la palabra en la mañana del domingo 28 de Febrero. Esta fue la continuación y culminación del tema del “Fuego” que fue expuesto los pasados domingos.

“El fuego o te quema o te aviva. Mi oración a Dios es que salgas avivado”, dijo nuestra pastora. Hay muchos cristianos dormidos, y cabeceando; esta somnolencia es indicio de que hay un deterioro espiritual. El Señor en su palabra nos muestra las cosas que debemos evitar para poder ser como las vírgenes prudentes, y no como las insensatas (Mateo 25: 1-13). Estamos viviendo los últimos tiempos, y Dios está llamando a su pueblo a que no torne su mirada hacia atrás. Mirando siempre a Cristo, como buen soldado que no pierde de vista su meta.

No hay tiempo para chismes, ni enojos. Se acabó el tiempo de murmurar de nuestro hermano. Es tiempo de volver al altar, al ayuno, es tiempo de volver a poner toda nuestra vida en sus manos. “Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.” (Jeremías 31:3) Virgen prudente, mantén tu lámpara encendida; y tú virgen insensata, arregla tu vida con el señor. Porque nuestra relación con Dios es individual, no es colectiva. Ni tampoco puedes depender de los que están a tu alrededor, todo esto depende de tu corazón. Y Dios desea verte encendido.

Por nada pierdas la fe, ni permitas que tu aceite se acabe. Mantente firme, y sé sabio. Busca llenarte del Espíritu Santo y de su discernimiento para que sepas cuándo delante de ti está un hijo de Dios, o cuándo se te está predicando un falso evangelio.

Ven, llega a la casa del señor. En ella encontrarás la sanidad que tu alma necesita. Dios sigue esperándote.

 

Por: Lisandra Y. Rodríguez