El miércoles 1 de octubre, nuestra hermana Elizabeth Cortés compartió la parábola de Jesús y el joven rico que se encuentra en Mateo 19: 16-22. En la misma, el joven le pregunta a Jesús qué más podía hacer para recibir la vida eterna, pues ya había hecho todo lo bueno y seguía los mandamientos. Jesús sabiamente le respondió que debía vender todo lo que tenía y repartirlo a los pobres. Este joven se fue muy triste, ya que tenía muchas posesiones. ¿Cómo te sentirías si Jesús te pidiera que vendieras tu carro deportivo o tu teléfono último modelo, o tus tenis de una marca reconocida para que des este dinero a los más pobres? ¿Qué harías? Juveniles, no podemos aferrarnos a las cosas materiales, pues lo que verdaderamente vale es aquello que nutre tu espíritu y te lleva a la vida eterna: el Reino de Dios y Su justicia. ¡Piénsalo!
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Mi casa, es la casa de todos

 

Escrito por: Shaliny A. Quiles