A modo de repaso de la historia de Moises. Faraón decreta una orden para matar a todos los recién nacidos del pueblo judío. Una madre, pone su vida en peligro y coloca su hijo, Moisés, en una cesta de mimbre en el Nilo. La hija, Myriam, lo sigue y ve como el pequeño Es visto por la mujer del faraón, quien lo adopta como a un hijo más. Moisés crece junto con su hermano adoptivo. Un día protegiendo a un esclavo judío mata sin querer a un soldado y huye al desierto. Se desposa con una mujer de unos nómadas, del desierto. Se hace pastor.

Un día Dios le habla a través de un arbusto ardiendo y le dice que salve a los judíos. Vuelve, se enfrenta al faraón. Intenta mostrar el poder de Dios con diferentes pruebas: Dios convierte su bastón en una serpiente, las aguas del Nilo en sangre, trae las plagas. Los adivinos del faraón imitan de mala manera y falsamente sus milagros. Dios manda las 9 plagas. Para la última plaga, número 10, en este caso Moisés hace un acercamiento al faraón avisándole que la última plaga lo va a tocar en su área personal. El faraón ignora su advertencia.

Dios le indica a Moisés en Éxodo 12:23 “Porque Jehová pasará hiriendo a los egipcios; y cuando vea la sangre en el dintel y en los dos postes, pasará Jehová aquella puerta, y no dejará entrar al heridor en vuestras casas para herir”. El dintel nosotros lo conocemos como el marco de una puerta.  Ese fue un momento crucial e impactante ¿por qué? Cuando Moisés nació, el faraón había decretado que se matara a todo primogénito de los judíos, ahora en ese momento era el mismo decreto pero a los egipcios y por medio de aquel que solo puede dar la vida y quitarla, el Soberano. Con la muerte de todos los primogénitos egipcios, el faraón libera a los judíos.

La pregunta clave en este mensaje es ¿tu dintel tiene la sangre del cordero? Nuestro hermano en Cristo Rony hizo una analogía en la cual nos explicó que el dintel en este caso es nuestro corazón y la sangre del cordero, es Jesús, el cual fue inmolado. No esperes más, busca que la sangre del cordero este en tu dintel hasta que Él venga en Gloria.

 

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