“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.” (Mateo 11:28)

En la mañana del domingo 20 de marzo, continuamos con la segunda parte del Salmo 23. “Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará.” (Salmo 23:1-2)

“Si Jehová es mi pastor, no debo preocuparme por nada” dijo nuestra pastora Iris N. Torres. Una de las razones para el estrés, es el trabajo. Tu valor no depende de cuánto trabajes, ni de cuánto tengas. Es mejor tener poco, que mucho, y vivir angustiado y afanado por el estrés de la vida.

No andes buscando la aprobación de las personas, ni vivas por los demás. Vive para Dios, vive para ti. Dios no te ama por tu apariencia, ni por lo que dices ser, sino por quien realmente eres. Él ama a ese “yo” verdadero que escondes por tus inseguridades, porque piensas que siendo tú, no es suficiente. Y eso, es una mentira. Aunque nadie crea en ti, Jehová, tu pastor, cree en ti. Si nadie decide amarte, él te ama. Tú le importas muchisímo como para permitir que te sientas en fatiga y ajetreo.

Aprende a identificar las cosas que te afectan, y ponle un pare antes de que sea muy tarde. Porque, ¿cómo podrás adorar a Dios si andas en angustia, y estás fatigado? Dios quiere tu mejor adoración. Busca tiempo para que tu cuerpo repose. Recarga tus emociones. Tu espíritu necesita estar enfocado en su propósito.

“No amen el dinero; conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho: «Nunca te dejaré ni te abandonaré.» 6 Así que podemos decir con confianza: «El Señor es mi ayuda; no temeré. ¿Qué me puede hacer el hombre?»” (Hebreos 13: 5-6, DHH)

 

 

Por: Lisandra Y. Rodríguez