El pasado domingo, 14 de febrero, nuestra amada pastora Iris N. Torres, tuvo a bien exponer la poderosa palabra del Señor; usando como referencia el marco bíblico sobre Elías y el fuego encendido: “12 Y el fuego encendido sobre el altar no ha de apagarse, sino que el sacerdote pondrá en él leña cada mañana, y acomodará sobre él el holocausto, y quemará sobre él los sebos de las paces. 13 El fuego ha de arder continuamente en el altar; no se apagará.” (Levíticos 6: 12-13), y de esta manera la pastora comenzó la predicacción.

¿Quién es el fuego? El espíritu santo. ¿Quién es el altar? Nosotros, el pueblo de Dios, somos el altar. El fuego, si está en nosotros, siempre debe estar encendido. El Apostol Pablo escribió “12  Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.”

“Somos la grosura, la grasa que el fuego tiene que quemar”, expresó la pastora Iris N. Torres, teniendo presente que van a haber momentos de difícultad, momentos críticos en nuestra vida, los cuales van a intentar apagar la llama que Dios a depositado en nosotros. Podemos ser cómo Elías; apesar de su gran humanidad, y el miedo que le podía sobrevenir, al saber que se enfrentaría a personas humanamente poderosas, no dudo en aferarse al poder que sabía provenía de Dios. Su Dios. El Dios que anteriormente se le había mostrado, y lo había dirijido con victoria. En este año de fuego, todo se purificará. Dios se encargará de sacar a la luz todo lo que te aleja de él, para que entonces de esta manera, puedas llegar a ser el instrumento que Él predestinó desde antes de la fundación del mundo.

¿Cómo está tu altar? ¿Por qué aspecto de tu vida, el enemigo quiere hacerte caer? ¿Cómo está tú corazón? Procura tener el fuego encendido, dejando de hacer las cosas cómo antes las hacíamos. No dejes que nada, ni nadie robe esta salvación gloriosa que Dios te otorgó.

Ese fuego será tu luz. Ven, congrégate con nosotros. Dios te espera.

 

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Por: Lisandra Rodríguez