La iglesia de Corinto ameritaba mucho crecimiento. En dicha iglesia ocurrían manifestaciones de dones, pero carecía el amor característico del cuerpo de Cristo; era una iglesia inmadura y desorganizada. Ante este panorama, Pablo al enterarse «por los de Cloé», se dispone a escribirles e instruirles. En la clase del 6 de julio, nuestro maestro Julio, dio una síntesis abarcadora del ambiente cultural, económico, religioso y político que imperaba en la segunda ciudad más grande del Imperio Romano: Corinto. Y luego trajo el contraste entre nuestra iglesia moderna y la iglesia de los Corintios.

La ciudad de Corinto estaba localizada en un itsmo importantísimo: el itsmo de Corinto. Dada la aventajada localización de la ciudad, esta fue una de las más ricas y económicamente poderosas del Imperio. Al occidente, las olas de mar Jonio rozaban sus costas y al oriente, las del mar Egeo. Buques de todas las regiones del imperio, embarcaban en los puertos de Corinto; los mercaderes se alojaban en sus tavernas, y disfrutaban del malsano y desenfrenado entretenimiento que podía ofrecer una ciudad de tan poca moral. Además, propiciaba su geografía el movimiento de  ideas, filosofías  y pensamientos diversos, que a su vez, -rápidamente- se podían difundir por la cuencas del «Mare Nostrum» (Nombre que le daban los romanos al Mediterráneo). Las palabras que describen a esta ciudad son: droga, sexo, prostitución, depravación, homosexualismo, hedonismo, cultos a la fertilidad, rituales íntimos, etc. Y este ambiente fue corrompiendo la iglesia de Corinto, y resultó en la respuesta de Pablo en su epístola a los mismos.

El ser imperfecto no es excusa para violar los estatutos de Dios

En esta iglesia , permeaba la fornicación, la idolatría, carencia de amor, desorden, y entre otros. «El ser imperfecto no es excusa para violar los estatutos de Dios», exclamó nuestro maestro. «El enemigo más grande del hombre es la concupiscecncia, el  pecado en el corazón», dijo. Y hablando de la sexualidad exclamó: «el pecado sexual es el más dañino; corrompe el alma, el espíritu y la mente». Sin embargo, hay quienes piensan que siempre y cuando hayan manifestaciones de dones, todo está bien. «Los dones se manifestaban, y pensaban que mientras se manifestaran estaban bien, y que tenían a Dios agarra’o por la manga», concluyó.

«Dios ama nuestro ser, nuestro cuerpo, nos quiere de manera integral», argumentó. «Tenemos una responsabilidad a nuestros cuerpos, porque somos de un cuerpo mayor: el cuerpo de Cristo». «Tenemos que cuidar nuestro templo, es una alta responsabilidad», continuó. Debemos mantener en salud completa nuestros cuerpos, tanto física como espiritualmente hablando. Se nos ha delegado la mayordomía de nuestro cuerpos; y rendiremos cuentas del mismo. Debemos crecer hasta llegar a ser creyentes maduros, y rendiremos frutos. «Hay una relación con Cristo que debe ser validada», finalizó.

Amado hermano, le esperamos todos los domingos en la Iglesia de Jesucristo El Caballero de la Cruz, a las 9:30am, en la Escuela Dominical: la espina dorsal de la Iglesia.

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