Otro año comienza y el año 2015 ha sido nombrado Año de Cambios en la Iglesia de Jesucristo el Caballero de la Cruz. En nuestro primer Culto al Altísimo nocturno el 4 de enero de 2015 comenzamos con el pie derecho. La pastora Iris N. Torres Padilla tomó como base bíblica la porción de Juan 1:35-42.
Antes de comenzar su ministerio, Cristo había estado 40 días en el desierto. El desierto es prototipo de encuentro conmigo mismo, es prototipo de búsqueda profunda de mi interior, de prioridades, de ubicación, de descubrir qué es importante y qué no lo es. «La soledad buena sana, Cristo quería y necesitaba estar solo. La encomienda que enfrentaría era enorme, tenía que estar ubicado en tiempo y en espacio», comenzó la pastora.
Es bueno tomar decisiones con la aprobación de Dios, lejos del mundanal ruido por que el ruido estorba; la voz de Dios se escucha en el silencio. Estando en tu recámara, en silencio y apartado de todo, el Espíritu Santo trabajará contigo. El carácter de Jesús se terminó de formar en el desierto. El desierto es un buen lugar; y cada vez que tengas que emprender un proyecto grande, la antesala a ese proyecto será el desierto. «Si hace tiempo no visitas un desierto, los proyectos de Dios escasean. Relata la Biblia que al finalizar esos 40 días, vino la tentación. El desierto agota y cansa, pero el bien y la misericordia de Dios estarán contigo y te acompañarán siempre. El resultado del desierto es cambios y transformación. Debemos aceptar la voluntad de Dios y los cambios que Él tiene para nosotros. Cuando todas tus alternativas son cortadas y las puertas están cerradas y solo nos enfocamos en Él, todo caerá en tiempo y seremos fortalecidos», explicó.
Algo vio Andrés en Jesús que salió corriendo a buscar a su hermano Pedro. Todos nos parecemos a Pedro: era zelote (guardaban debajo de la túnica una espada, eran un grupo de rebeldes que luchaban contra Roma por la liberación de Israel), pescador, tosco, su piel quemada, malhumorado, iracundo, impulsivo, afanado, trabajador, centrado en las cosas que quería, apasionado. Andrés vio en Jesús la salida y la esperanza para Pedro. Andrés no era zelote, pero la impresión fue tan grande que no le costó más remedio a Pedro que hacer lo que su hermano le pedía. «Cuando Pedro llego ante Él, lo primero que hizo Jesús fue mirarlo. Hoy los ojos de Dios están fijados sobre ti, aunque no tengas alternativas», explicó. Jesús lo llamó por su nombre y mencionó su padre; demostrando que conocía todo sobre él.
Aquella mirada cambió a Pedro, aquella pesca milagrosa lo cambió. Muchos piensan que después de un gran cambio no se necesita otro. El tercer cambio de Pedro fue aquel causado por una apresurada respuesta al pensar que no sería tentado por Satanás. Después de haber negado a Cristo, volvió a la pesca. «No guardes lo que Dios quitó, nunca tengas un plan B o C; es la ruta de Dios», continuó la pastora.
Pedro se fue solo, con una culpa que lo consumía; su Maestro había muerto, su amigo ya no estaba. Lo que él nunca pensó es que Jesús iría a su encuentro nuevamente; a Dios le fascina trabajar con los que son iracundos. Cristo sacó un tiempo para buscar a su amigo y llegó a la orilla y al verlo Pedro, se lanzó al mar para encontrarse con Él.
«¿Pedro, me amas?». En ese momento Pedro fue transformado. «Los cambios de Dios sanan y cuando eres sanado como resultado de un cambio que viene de Dios, pasas la página sin que duela; ves la circunstancia de manera diferente», explicó. Pedro fue cambiado y nunca más negó al Maestro, después fue lleno del Espíritu Santo. La boca que se abrió para negarlo fue abierta para predicar dos grandes mensajes que formaron lo que hoy es llamada Iglesia.
«No descuides lo que Dios tiene para tu vida; son cambios buenos para ti. Todo desierto con Dios es victorioso. Jehová está en el lugar de donde nunca se fue. En este año Él apresurará su palabra y la pondrá por obra, si Pedro lo hizo nosotros también. Los hombres y mujeres de Dios no huimos, no nos escondemos sino que debemos salir de la cueva y enfrentar a Goliat ocurra lo que ocurra. Hombres transformados, serán hombres valientes. ¿Quieres ser transformado? Yo SÍ ¿y tú?», finalizó.
Mi casa, es la casa de TODOS…
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