El Culto al Altísimo nocturno comenzó de manera gloriosa con la participación de las damas del Grupo de Avivamiento con una poesía coreada del evangelio de Lucas 2:9-14.  Esto dio paso para que la pastora Iris N. Torres Padilla comenzara la predicación de la noche basada en el evangelio de Juan 4: 1-6.

«Si existen seres crueles son aquellos que forman parte de la humanidad. El ser humano tiene la particularidad de creerse mejor que otro por su cuna, color de piel, diploma o país de procedencia; pero para Dios todos somos iguales. Se estigmatiza a la mujer si es negra, gorda y si no cumple los parámetros establecidos por la sociedad.  Se estigmatiza un hombre por el color de piel, por ser bajito o alto. Se estigmatiza a los hijos producto de una violación, se señala a la gente por su apariencia, por el auto, por el zapato, por la ropa que visten. Dios es más grande que la marca de tu zapato o tu marca preferida; a Dios lo que le mueve es el corazón», comenzó la pastora.

«A Cristo lo señalaron de toda manera posible; se burlaban de Él por ser hijo ‘de fornicación’, lo estigmatizaban porque no tenía camellos ni burros, no tenía una casa donde vivir. Lo que tenía era porque una mujer llamada María de Magdala lo vestía. Cristo no tenía dónde recostar su cabeza. Tuvo que enfrentar los señalamientos de la sociedad. No hay una cosa más triste que permitir que otro te hiera, tú te hieres porque lo permites. No existen iglesias ni personas perfectas. La crítica te hace fuerte y te hace crecer», continuó.

Como era necesario que cambiara el tiempo, era menester que Cristo pasara por Samaria. En el corazón de aquella mujer habían profundas necesidades; había rechazo, dolor, abandono, sentimiento de orfandad, aquella mujer anhelaba ser amada, pero todo lo que los hombres veían en ella era su cuerpo y no su corazón. La hora de la tarde era la hora en la que la samaritana podía ir a sacar agua; en la mañana sólo iban las doncellas. Ella era estigmatizada, una mujer herida genuinamente. ¿Qué había en el corazón de aquella mujer para que el carpintero se arriesgara a ser criticado por hablar con una mujer de mala reputación? ¿Qué había en el corazón de aquella mujer que movió a Jesús a detenerse en Samaria?

Cambios: el que no ama a Jesús más que a todo el mundo no es digno de ser su discípulo. La invitación de Dios para este país es: ‘acércate porque quiero cambiarte’. Aquella mujer dejo el cántaro y fue a la ciudad y se convirtió en la primera mujer evangelista de Samaria. Ya no había culpa ni señalamientos porque se había encontrado con Jesús. ¿Qué te ha hecho la vida? No hay tiempo para enfocarse en el punto negro de la cartulina, sino para preparar el camino porque la venida del Señor está cerca. Dios busca gente ubicada en tiempo y espacio, que no tenga miedo a ser criticado. Vuelve al primer amor, a la senda antigua, colócate en las manos del alfarero y deja que Dios te cambie», continuó la pastora.

«Cuídate de lo que haces, hablas y comentas porque Dios te ve. Cambios, cambios reales porque sólo alguien cambiado puede ser un real adorador», culminó la pastora.

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