Una vez escuché a una señora de edad madura que decía que estaba pasando por un momento muy difícil y que se sentaba en la ventana de su casa en vista al cielo para reclamarle a Dios. A cuestionarle el porqué de su situación, se sentía sola y sin esperanzas. Luego vio los arboles moverse debido al viento y escuchó unos pajaritos cantando y reflexionó diciendo: “si aún los árboles y los pajaritos te adoran, ¿cómo yo no he de adorarte si fui creada a tu imagen y semejanza oh Dios?”. Eso me hizo reflexionar a mí también y a pensar cómo los afanes de la vida y las malas circunstancias nos hacen a veces cuestionar a Dios, así como esa señora lo hizo en esa ocasión. Debemos sentirnos honrados en ser la creación perfecta de Cristo y dar nuestra mejor ofrenda a sus pies, que es nuestra adoración al Padre.

En el Salmo 95:1-6 dice “Venid, aclamemos alegremente a Jehová; Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación. Lleguemos ante su presencia con alabanza; Aclamémosle con cánticos. Porque Jehová es Dios grande, Y Rey grande sobre todos los dioses. Porque en su mano están las profundidades de la tierra, Y las alturas de los montes son suyas. Suyo también el mar, pues él lo hizo; Y sus manos formaron la tierra seca. Venid, adoremos y postrémonos; Arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor”. Dios creó todo lo que tenemos para nuestro deleite y nuestra felicidad, solo ese hecho es motivo de constante adoración a Él. Hagamos de este mundo un lugar mejor y siempre busquemos el lado positivo a cada circunstancia y poner a Dios en el primer lugar dando como ofrenda nuestra más alta alabanza y grande adoración.