“El cambio es ahora y no mañana. El espíritu de Dios nos invoca a hacerlo hoy. Si hay algo que cambiar es el día para hacerlo. Cuando decido hacer cambios cierro la puerta de ‘atrás’ para no volver atrás. Hay dolores que cambian y dan vida; no todos son dolorosos” comenzó diciendo la pastora Iris N. Torres Padilla en nuestro Culto al Altísimo nocturno continuando con la serie de mensajes de cambios en el Año de Cambios.

Puerto Rico necesita oír la palabra de un evangelio que no lastima, que no marca, ni es elitista, que no señala porque el verdadero evangelio es aquel que entiende que Dios es quien hace los cambios en el hombre. Tenemos que ser pasados por el fuego, vamos a vivir crisis y problemas, lo que significa que Dios está más cerca de lo que imaginamos. Para que venga el mejor tiempo tiene que venir el peor tiempo primero.

«Cuenta la historia que Hernán Cortes decidió quemar sus buques cuando se encontraba en la conquista de Veracruz, México ante Moctezuma para sacar de la comodidad a los tripulantes de sus naves porque pensaban que al estar allí podían lograrlo, pero los buques tuvieron que ser quemados para poder conquistar. ¿Cómo se llaman tus buques? ¿Tristeza? ¿Desolación? ¿Abandono? ¿Depresión? Llegó el tiempo de que quemes tus buques porque para que puedas lograr el propósito de Dios en ti tienes que salir de tu comodidad», explicó la pastora.

¿Cuál es tu compromiso? Compromiso es sinónimo de cambios; una persona comprometida tiene una causa y una meta. ¿Compromiso o conquista? Cuando te comprometes quemas tus buques y cierras tus puertas de salida. Las personas con real compromiso despiertan incomodidad en las personas que no lo tienen. «El compromiso fue lo que llevo a José a huir de la esposa de Potifar», puntualizó la Pastora. «El compromiso no ocasiona ‘amnesia selectiva’ porque el comprometido nunca se olvida de dónde Dios lo sacó y de las manos que lo ayudaron a levantarse», añadió la Pastora.

 El evangelio de Juan, en el capítulo 5, relata la historia en la que Cristo decidió subir a Jerusalén específicamente a Betesda, que quiere decir «gracia» u «olivo»; del olivo se saca aceite, que es sinónimo de sanidad. De todas las personas que se encontraban en este estanque, se enfocó en uno que tenía compromiso porque llevaba 38 años esperando llegar al agua donde “el ángel” movía las mismas para poder ser sanado. Este hombre creyó, se levantó, fue sanado y le habló a otros de lo que aquel hombre había hecho, pero no sin antes saber que no podía pecar más.

 “Año de cambios, ¿estas comprometido? ¡Quema tus buques!», terminó expresando la Pastora.

Mi casa, es la Casa de TODOS… has de mi casa tu casa!