Nuestro hermano en Cristo Ángel, llevo una palabra impactante sobre conocer a nuestra verdadera familia Mateo 12:46-50 nos dice: “46 Mientras Jesús le hablaba a la multitud, se presentaron su madre y sus hermanos. Se quedaron afuera, y deseaban hablar con él.47 Alguien le dijo: Tu madre y tus hermanos están afuera y quieren hablar contigo. 48¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos? replicó Jesús.49 Señalando a sus discípulos, añadió: Aquí tienen a mi madre y a mis hermanos. 50 Pues mi hermano, mi hermana y mi madre son los que hacen la voluntad de mi Padre que está en el cielo.» En el v. 50, Jesús aclaró quiénes son sus hermanos. Él quiso dejarte ver que al igual que tú, Jesús tuvo una familia y hermanos con los cuales convivía, compartía y jugaba y por sobre todas las cosas tenía que dar un buen ejemplo. Así que si te lo propones aun en el círculo de tu familia tú puedes ensenar lo que Dios hace en ti.
Donde más difícil se te va a hacer el reflejar a Cristo va a ser con tu gente. Siempre vas a tener que recordar de donde provienes y hacia donde vas. Tu meta siempre tiene que ser el Caballero de la Cruz. La casa donde más quieras estar tiene que ser la Iglesia, donde te vas a poder nutrir, fortalecer y elevar ante la presencia de tu Dios. Mateo 13: 54-58 nos dice: “54 Y venido a su tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que se maravillaban, y decían: ¿De dónde tiene éste está sabiduría y estos milagros? 55 ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? 56 ¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas? 57 Y se escandalizaban de él. Pero Jesús les dijo: No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa. 58 Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos.»
El evangelio es un estilo de vida. Esa es una de las características más maravillosas de ser llamados ‘hijos de Dios’ porque todos somos creaciones pero los que aceptamos al Señor como nuestro Salvador y aceptamos este estilo de vida nos podemos llamar hijos de Dios.
Tu verdadera familia, es la Iglesia, dado que en los momentos de pruebas y circunstancias son quienes van a darte consejos, cuando pidas oración, van a estar dispuestos a ayudarte y cuando vengan momentos buenos, se van a gozar contigo. Por ende, como familia, tenemos que amarnos, ayudarnos y procurarnos porque nuestra familia de sangre es muy importante pero tu familia espiritual es de igual importancia.
¿Quieres que tu familia de sangre conozca a Cristo y tropiece con el Caballero de la Cruz? Habla menos y ora más, esa es la clave para todo lo que deseamos en esta tierra.
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