De todo nuestro ser hasta el cielo Cristo es nuestro centro; nuestra vida es Él; Jesús es el centro. De esta manera y adorando al Señor dimos comienzo al Culto al Altísimo nocturno declarando que todo cuanto somos y tenemos le pertenece a Dios. Dios ha tenido cuidado y ha sido bondadoso; por el favor no merecido de Dios, por su fidelidad, por su Palabra, por todo cuanto nos ha dado levantamos las manos al cielo y alabamos su santo y bendito nombre.

 1 Reyes 3:6-14 fue la porción bíblica tomada para la exposición de la palabra en esta noche.

 “Y Salomón dijo: Tú hiciste gran misericordia a tu siervo David mi padre, porque él anduvo delante de ti en verdad, en justicia, y con rectitud de corazón para contigo; y tú le has reservado esta tu gran misericordia, en que le diste hijo que se sentase en su trono, como sucede en este día. Ahora pues, Jehová Dios mío, tú me has puesto a mí tu siervo por rey en lugar de David mi padre; y yo soy joven, y no sé cómo entrar ni salir. Y tu siervo está en medio de tu pueblo al cual tú escogiste; un pueblo grande, que no se puede contar ni numerar por su multitud. Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande? 10 Y agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto. 11 Y le dijo Dios: Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia para oír juicio, 12 he aquí lo he hecho conforme a tus palabras; he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú. 13 Y aun también te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria, de tal manera que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus días. 14 Y si anduvieres en mis caminos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como anduvo David tu padre, yo alargaré tus días.”

“Cambia tu necesidad por el deseo de Dios”, comenzó diciendo la Pastora Iris N. Torres Padilla. Nuestra vida no se trata de lo que hacemos sino de lo que somos. Nuestra vida no se trata de lo que poseo o tengo, sino de lo que soy para Dios. Dios quiere que entregues tu necesidad y la cambies por el deseo de Dios.

Reemplazar a David no era fácil. Mi necesidad no limita a Dios sino a nosotros mismos. Dios no quiere que nada detenga el sueño que Él tiene para ti. David fue el mejor rey de Israel y le tocaba a Salomón entrar a los zapatos de su padre. Estando Salomón solo luego de la muerte de David, Dios le habló preguntándole cuál era su deseo, y Salomón pidió conforme al deseo de Dios. Dios quería impregnar el corazón de Salomón, no con el deseo de nadie, sino de la visión de Dios. Es por esto que te corresponde desconectarte de lo que sabes y buscar en tu fondo quién eres. Pídele a Dios lo que Él quiere que le pidas, lo que el dinero no puede comprar, lo que no puede comprar nadie. Fue tan impresionante la oración de Salomón para Dios, que le dio aún más de lo que pidió.

Pide los deseos de tu corazón; deseo es una cosa y necesidad es otra. No le digas Dios lo que necesitas, pide lo que deseas pero que no te atreves pedir. “¿Cuáles son tus deseos y anhelos de tu corazón? ¿Cuáles son esos anhelos que enterraste y diste por perdido? Búscalos y desempólvalos y dile a Dios lo que está en tu corazón y no te atreves verbalizar. En el deseo tuyo está el deseo de Dios porque todos somos hechura de sus manos”, continuó diciendo la Pastora. El libro de Proverbios 10:24 explica que aun lo que no hayas pedido Dios te lo dará porque el deseo del justo es para bien. Salmo 37:4 indica el deleite que debe tener el hombre para que Dios supla las necesidades del corazón. Dios espera de ti una respuesta llena de sabiduría porque aun lo que no pediste será suplido.