Durante el Culto al Altísimo de la noche del 26 de febrero, la pastora Iris N. Torres Padilla tomó la parte para la exposición de la palabra teniendo como referencia la porción de Génesis 12: 1-3 la cual lee:

“Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y hare de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra,”

 Dios nos recuerda que el 2017 es año de bendición y que determinó, por pura gracia, bendecirte. Esta promesa es individual pero tiene alcance generacional. Abram nunca se imaginó que Dios tenía planes grandes con él; jamás pensó que cuando se criaba en Ur de los Caldeos ya Dios había pensado en él. Dios lo miró para que fuera un ente de bendición más allá de lo que pudiera imaginar. Asimismo, ya Dios tiene pensadas grandes cosas a favor tuyo, así que no permitas que tu pensamiento limite tu carrera hacia las promesas de Dios.

No sabía Abraham que sería conocido como padre los judíos, de los árabes y de los cristianos; sería conocido como el padre de la fe. Es que cuando Dios tiene planes contigo, Dios te ve como no te ves tú. Necesitas verte como Dios te ve; la mirada de Dios siempre tiene una posibilidad aunque te caigas, te equivoques, te sientas derrotado, aunque peques. Dios tiene planes contigo; levántate en el nombre de Jesús aunque te hayas caído.

Cuando soy bendecido y bendigo a otros, estoy provocando que mi nación sea bendita. Cuando bendigo a otro, Dios suple mi necesidad. Cuando bendigo a otro, Dios se encarga de suplir lo que necesito. Cuando me olvido de mí mismo y me preocupo por ayudar a los demás, Dios asume la responsabilidad de mi problema. Cuando decido bendecir a otro, esa bendición se revierte a mí también. En Lucas 6:38 dice que debemos “dar” para que “nos de”; cuando intentes bendecir a otras personas, más Dios te dice que derramará bendición sobre ti.

Es tiempo de ponerte de pie y mirar de frente al Dios que decidió amarte sin importar la limitación. Es tiempo de rescatar los perdidos, de decirle a los que están en la calle que Dios le puede hacer bien. El cielo espera más de nosotros para ayudar a los demás. Lucas 12:48 establece que al que más haya dado, más Dios le dará. Llegó el tiempo de abrir las puertas y acercar al que está lejano. No importa lo que escuches, no mires hacia atrás; es tiempo de permanecer. El árbol se conoce por los frutos y el fruto sale en la crisis y esta saca de nosotros la verdad.

MI CASA ES LA CASA DE TODOS