Una vez más en el Retiro Espiritual anual que coordina nuestra hermana Esperanza Collazo, nos dispusimos buscar el rostro del Señor todos juntos en armonía. Distintos representantes de diversas iglesias se dieron cita en este gran retiro. En oración y ayuno nos deleitamos de la presencia de Dios, buscando su dirección, hambrientos de adorarle y dispuestos a escuchar su voz. El tema de este año fue «Demuestra tu fe».

La primera participación fue del evangelista José Luis Hernández. «El nivel de confianza depende de conocerlo», explicó el evangelista. Continuó Herández: «el tiempo que pasas con alguien afectará el nivel de confianza». «Hay que controlar la ansiedad y confiar en Dios». Al día siguiente disfrutamos de la palabra expuesta por el pastor Victor Valbuena. «Si dudamos no podemos recibir nada de Dios», explicó el pastor. «El enemigo sabe cuando oras o ayunas. Cierra toda brecha», alertó. «Por la fe tú puedes ver los que otros no ven. La tristeza no mueve a Dios, sino la fe.»

Nuestra amada pastora compartió con nosotros una palabra de confrontación. «Deja de hacer lo que disminuye tu fe», recomendó Torres. «Suéltale el timón a Dios», continuó nuestra pastora. «Deja de preocuparte. Fe es mirar lo que no se ve, palpar lo intangible». Al nochecer, el pastor José Pizarro expuso una palabra poderosa. «Sin permiso no se sale», advirtió el pastor. «En tu casa manda Dios. Antes de las leyes terrenales hay que obedecer las de arriba», enfatizó Pizarro. Nos recomendó también el pastor Pizarro: «en la abundancia aprende a guardar y espera en Dios». El domingo por la mañana, quien nos presentó posteriormente la santa cena, Freddy Díaz, nos trajo una palabra que confirmaba la anterior. «Tienes que hacer frente a tu problema», aseveró Díaz. «Puerto Rico es cuna de avivamiento», nos enseñó. «Tenemos perfume de Dios».

Las cosas que Dios hizo fueron de gran envergadura. Vidas fueron restauradas, liberadas y envestidas de poder, consuelo y el amor de Dios. Cada uno de los exponentes de la palabra se complementaban. Dios nos demanda fe, pero una fe activa, una fe viva y no muerta. Y esa fe se demuestra.

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