Para culminar las celebraciones de nuestro 75 aniversario, tuvimos con nosotros al Pastor Isaías Narváez, quien tuvo a bien exponer la palabra del Señor, este pasado domingo 31 de enero. Con la misma línea de nuestros pasados cultos, Isaías Narváez nos habló del Pentecostés usando como referencia San Juan 20: 22, que dice: “Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo.”

¿Por qué fue necesario el pentecostés? El pentecostés en el tiempo de los discípulos fue clave para que ellos pudieran experimentar la seguridad que proviene de servirle al Señor. El Espíritu Santo les dio el valor que necesitaban para realizar la encomienda de esparcir el evangelio. Es por esto y mucho más, que el pentecostés tuvo tanto auge, pues este le dio valor a los cristianos antiguos. Fue la hemoglobina espiritual que los discípulos necesitaban para caminar con certeza. Les dio coraje para sobrepasar los obstáculos que se les presentaban, presentándose ellos como un cuerpo, una hermandad.

Dios valora a todos por igual; una iglesia que verdaderamente está llena del avivamiento de Dios, reconoce eso. Reconoce que cada persona es diferente, pero todos importantes. Reconoce que el Espíritu de Dios nos hace útiles, nos capacita y nos fortalece para pelear la batalla de la fe.

El poder de Dios que actuó en el tiempo de los discípulos, es el mismo que trabaja ahora. La gloria de Dios que se mostró en el pentecostés, es la misma gloria que se manifestará en este tiempo. Es decir, Dios no tiene limitaciones; Dios es un Dios claro y de una sola facha.

A nosotros nos toca aceptar que no podemos, pero creer que Él SÍ puede. Rueda la piedra para que Dios haga la obra. Habla el lenguaje de Dios, y verás cómo su gloria se hará manifiesta en tu vida.

 

 

Por: Lisandra Y. Rodríguez