El 29 de febrero la Sociedad de Jóvenes Luces de Sion se reunió, como todos los viernes, para alabar el nombre del Señor y agradecer su bondad para con nosotros. Este día discutimos una característica muy particular de nuestro Dios: Él no tiene límites. La joven Natacha Torres expuso la palabra y abundó sobre este tema.

Natacha usó como referencia Hechos 1:8. Los discípulos no tenían idea del poder de Dios que sería derramado sobre ellos. En su mente humana y finita, jamás hubieran imaginado lo que Dios haría a través de ellos, ni cuántas vidas también creerían gracias a su testimonio. Sin embargo, los discípulos tenían corazones dispuestos y obedientes a la voz de Dios: se habían entregado a hacer su voluntad. Por esta razón, Dios se glorificó en sus vidas y los usó con poder para propagar el evangelio “hasta lo último de la tierra”. Para que Dios se glorifique en nuestras vidas, es necesaria la entrega. Debemos entregarnos a Dios enteramente. El entregarse al Señor no debe ser de manera parcial; debemos entregar a él lo que somos, aun aquellas áreas que nos da vergüenza mostrarle.

De la misma forma, debemos contar con el Señor para nuestros planes y sueños. Natacha vivió esto, y lo compartió con nosotros. Nos contó que durante un tiempo, ignoró el llamado de Dios para hacer misiones. No quería abandonar sus planes de continuar sus estudios, ni deseaba dejar a Puerto Rico y ni a su familia. Sin embargo, un día decidió obedecer e irse como misionera donde Dios le había ordenado. “El obedecer a Dios me llevó a nuevos niveles espirituales en mi relación con él. Si no hubiera obedecido su llamado, no sé dónde estaría ahora. Mi relación con él no hubiera crecido y no tuviera intimidad con él, como la tengo ahora”, nos explicó.

Dios no tomará nada que tú no le quieras entregar porque es un caballero, pero el no entregarnos, nos llevará a caminos lejos de su voluntad. El entregarnos a él traerá como consecuencia lo mejor para nuestra vida, ya que, como dice su Palabra, su voluntad es buena, agradable y perfecta (Rom 12:2). “Si tu entrega a Dios no tiene límites, él no tendrá límites contigo”, culminó la predicadora.

Te invitamos a que nos acompañes todos los viernes a las 7:30pm en el primer piso de la iglesia.

 

Mi casa es la casa de todos…