Los cristianos atravesamos momentos en la vida en los cuales pensamos que el Dios que obró a favor de los suyos se quedó en otra época. Tenemos la visión tan corta que solo vemos hasta el horizonte físico. No creemos en nosotros mismos o creemos que Dios no nos puede ayudar. No nos creemos importantes y nos hundimos en nuestra depresión o enfermedad. Dios nos llamó a algo más grande en Santiago 5:13-18: “13 ¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas. 14 ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. 15 Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. 16 Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho. 17 Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses.18 Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto.

Cree en ti mismo y sé como dice en Josué 1:9 “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente: no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios será contigo en donde quiera que fueres”. Tenemos a un Dios que está en toda generación, que es omnisciente, omnipresente y omnipotente, en palabras simples TODO lo ve, TODO lo oye y en TODO lugar está. Mucha gente es fanática de “Superman” o los héroes en los comics, sé fanático de alguien más poderoso y que trasciende la fantasía de un cómic.

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