El ambiente seco y caluroso de la noche, puesto que el culto se llevó a cabo en la cancha de nuestra iglesia, no fue de impedimento para que la Gloria de Dios se manifestara en medio de las alabanzas del devocional.

Privilegiados fuimos al tener como portadora de la palabra del Estudio Bíblico a la pastora principal de nuestra iglesia Iris N. Torres Padilla, quien nos habló sobre la Divina Trinidad.

Comenzó diciendo: “Nuestro Dios es uno y son tres”.

Dice la Biblia que cuando Dios decidió crear al hombre dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza” (Génesis 1:26); habló en plural. Cuando Jesús fue bautizado, se escuchó una voz que dijo: “Este es mi hijo amado en quien tengo complacencia” e incluso la paloma, en representación del Espíritu Santo, también se vio (Mateo 3:16,17).  Esto son algunos de los ejemplos de la Trinidad.

Nuestro Dios es uno, pero se divide en tres: El Padre, El Hijo y El Espíritu Santo. Cada uno tiene funciones diferentes. El Padre es el Creador, el que tiene misericordia, el que se compadece de los hijos. Jesús, el Hijo, es el único  de los tres que tiene un cuerpo físico. Cristo es el Salvador, el Mediador, Abogado entre Dios Padre y los hombres, el Redentor, el Cordero Pascual. Sin sangre los pecados no podían ser lavados, por lo tanto, Dios se desprendió de él mismo, se hizo carne y esa carne dio su vida por nosotros en la cruz del calvario. El tercero, y no porque tenga menos validez, es el Espíritu Santo. La Biblia lo llama el Consolador, aquel que nos guía a toda verdad y justicia, y no es hasta el día de Pentecostés que se manifestó. 

Te invitamos a que formes parte de lo que Dios está haciendo los viernes en la Sociedad de Jóvenes Luces de Sion. Nos reunimos a partir de las 7:30 en el primer piso de nuestra iglesia.

Mi casa es la casa de todos.