El Culto al Altísimo esta noche comenzó de una manera diferente, comenzamos cantándole al Señor  para luego dar parte a una interpretación especial por parte de nuestra pastora dedicada a todos aquellos que se han mudado a Estados Unidos al entonar “Los Carreteros”. Con esta interpretación autóctona de Puerto Rico, pasamos a la exposición de la Palabra. La porción de la palabra tomada para el mensaje de esta noche fue Hechos 28:1.

“Estando ya a salvo, supimos que la isla se llamaba Malta”

El fuego debe estar encendido y este cambiará tu condición actual instantáneamente. Por encima de tu cansancio, debilidad o confusión, tenemos que buscar el fuego. Dios te ha provisto de este fuego, el fuego del Espíritu que calienta el alma. El fuego del Espíritu producirá un calentamiento permanente para el alma atribulada.

Para mantener el fuego encendido, hay que alimentarlo con ramas secas. El fuego se puede extinguir, pero depende de nosotros. Efesios establece que Pablo tuvo que trabajar con una iglesia “difícil, altiva y soberbia”, hombres y mujeres que no les gustaba oír el consejo del predicador. Hechos 20:34 establece:

“Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a mí y los que están conmigo, estas manos me han servido”.

Para mantener el fuego encendido, nos toca buscar leña. Dios nos da lo que no tenemos, pero Él no quitará de nosotros la responsabilidad de lo que tenemos que hacer. Las iglesias están llenas de religiosos conformistas y fríos y con el fuego apagado no llegaremos al cielo. Pablo se mantenía a si mismo haciendo carpas y, cuando no había tela, se encargaba de recoger leña. El fuego del Espíritu en tu alma hay que mantenerlo vivo siempre. Pablo sabía la importancia de mantener el fuego encendido en aquella isla, pero aun así no permitió que el fuego se apagara. En un lugar nocivo para él, con personas que no le querían, el no tener fuego equivaldría su muerte.¿Quiénes son las ramas secas? Son las áreas de tu vida con las que luchas todos los días, son aquellas cosas a las que tienes que morir. Dale a Dios todo lo que te pida que le entregues. Hechos 28:3 indica:

“Entonces, habiendo recogido Pablo algunas ramas secas, las echo al fuego; y una víbora, huyendo del calor, se le prendió en la mano.”

Cuando descuidas tu vida espiritual la serpiente duerme, pero cuando te despiertas y te metes con Dios, el infierno temblará. Cuando una iglesia enciende el fuego con oración, ayuno y evangelismo, Satanás se levantará para intentar destruirla. En una iglesia fría todo “está bien” pero Dios no está. Es mejor estar encendido y que Dios sea columna delante de ti. Cuando enciendas el fuego y se levante la serpiente, no escuches la voz del enemigo ni permitas que el infierno vuelva a abrir las heridas que el Espíritu de Dios cerró. Cuando el diablo se levante contra ti, enfréntalo y échalo al fuego del Espíritu Santo y, cuando hagas esto, no sufrirás ningún daño.

Una vez la serpiente se quemó, el fuego encendido trajo un avivamiento a la isla de Malta. Lo que comenzó en la orilla con un fuego físico, se extendió por la isla como un fuego de sanidad. Cuando las personas vieron que Pablo no murió por el veneno de la serpiente, entendieron que venía de parte de Dios. No fue una casualidad que el barco naufragara; puede que naufragues en algún momento de tu vida, pero Dios está. Aquellos náufragos llegaron sin nada pero salieron con todo, fueron recibidos con calor y un ambiente hostil, pero salieron como amigos. Algunos eran presos, pero ahora, por la demostración del evangelio, quedaron libres.

Si te das cuenta que el fuego se está apagando, busca ramas secas. Busca tu rama seca y deja el fuego encendido. Toma hoy la decisión de avivar el fuego.

MI casa es la casa de TODOS