En un ambiente de adoración y disposición, en la mañana del domingo 21 de Febrero, nuestra pastora Iris N. Torres comenzó la prédica. Utilizando como base bíblica a Lucas 3:16 que dice: “respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.” (RVR1960)

“El Dios del cielo que te ama tanto, te extiende una invitación para que permitas que el fuego de su limpieza te santifique”, expresó nuestra pastora. Si queremos pasar la eternidad con Dios, lo primero que debemos hacer es dejar que ese fuego del Espíritu Santo, queme toda la inmundicia con la que cargamos. Porque de otra manera, no estaremos aptos para pasar la eternidad con Él.

Dios es más que una experiencia, o una emoción. Dios es real. Aunque en momentos no lo veas, no lo sientas, y ni se te paren los pelos. Él es real. Más real que nuestros pensamientos, más real que nuestros sentimientos que van y vienen.

No seamos como las vírgenes insensatas (Mateo 25: 1-13), que se conformaron con ser expectadoras, y decidieron recostarse de las vírgenes que estaban manteniendo su lámpara encendida. Seamos prudentes, no conformistas. Es mejor mantener la llama completamente encendida a resignarnos con las “cachispitas” que caen.

Cristo viene pronto, y es menester despertar. Despertar, avivar el fuego que Dios depositó en nosotros para que entonces podamos ser ejemplo vivo de la transformación gloriosa que hace el evangelio en las vidas de los que creen. Vamos a olvidarnos de nuestras crisis, y enfocarnos en servir; en servir como instrumento para que otras almas puedan conocer a Cristo. No siendo piedra de tropiezo, sino siendo la ayuda genuina, de amor y esperanza que nuestra sociedad necesita: (2 Timoteo 1: 6-7) “6 Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. 7 Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”.
Te exhorto a que no te des por vencido, a que mantengas ese fuego encendido. A que no pierdas la fe, porque Dios está aunque tus cirumstancias te hagan pensar lo contrario. Llega a la casa, Él te está esperando, y viene YA.
Por: Lisandra Y. Rodríguez