2 Reyes 7:1-3; 19

«Los santos de este mundo somos sal de la tierra. La sal tiene la peculiaridad de preservar. El creyente que está en la Tierra es el salvavidas para la gente se muere. Mientras haya creyentes en el mundo, habrá gente que podrá escuchar que Cristo está vivo y que resucitó, los santos en la Tierra es la garantía de que cristo viene y viene a buscar su iglesia», comenzó diciendo la pastora Vanessa Torres en el culto nocturno del domingo 3 de agosto.

Relata la historia bíblica escrita en el Libro de Reyes que había un rey malvado que hizo lo incorrecto delante de los ojos de Dios y, a base de su mal proceder, Dios envió al profeta para que le diera una palabra: “Mañana a estas horas valdrá un siclo el seah de flor de harina, y un siclo dos seahs de cebada, a la puerta de Samaria.” El Rey no creyó esta palabra y lo dio por mentiroso. El profeta le dio una palabra nueva: “aunque no creas pasará, pero no comerás de ello». «La incredulidad se apoderó de este hombre, y ¡cuán peligrosa es la misma! La incredulidad paraliza, la incredulidad no te deja hacer nada, no te permite crecer ni hacer lo que Dios ha establecido en su palabra que hay que hacer», continuó la pastora.

 “Si creíste en el anuncio del perdón, puedes alcanzar en Dios todo lo que te propongas”

 Eliseo, profeta de Dios, se encontró con Elías mientras araba bueyes y le pidió ser como él. Eliseo aprendía a los pies del profeta Elías. El creyente no necesita a un profeta para poder seguir y hacer lo correcto, para eso tiene la Palabra de Dios. Narra la historia que antes de Elías ser traspuesto, Elías le preguntó a Eliseo si estaba preparado. Eliseo procuró tener la doble porción del espíritu que tenía Elías porque sabía que su aprendizaje había dado frutos. Si creíste en el anuncio del perdón, tienes la capacidad de alcanzar en Dios todo aquello que está en la Palabra de Dios; nadie puede detener el poder de Dios en tu vida.

“La incredulidad tomo forma de duda…”

 Es este hombre el cual Dios usó para hablarle a su pueblo, Dios lo uso porque creyó. Nos damos cuenta que su vida contrasta con la realidad del pueblo de Israel. El pueblo de Israel estaba siendo oprimido por los sirios por su incredulidad; estaban detenidos porque no había nobleza, no había verdad, no había amor. Estaban llenos de codicia y, dice la Biblia, que dejaron a Dios y se tornaron a dioses paganos. La incredulidad tomó forma de duda. «Detrás de la cruz de Cristo recibo perdón, tolero a aquellos que están caminando como yo la carrera de la fe y no señalo, sino que me propongo a caminar la carrera hasta el día en que Él venga a buscarme. No confundas la humildad falsa. La humildad verdadera es la que se vive detrás de la cruz de Cristo, pero para esto tienes que creer en Dios», explicó la pastora.

 “Cree”

La incredulidad nos incapacita para trabajar con las buenas obras. Tal fue el caso del joven endemoniado del que habla el médico Lucas. El padre tenía fe y creía que podía ser libre, el joven no tenía la capacidad de creer, pero los discípulos no tenían la suficiente fe para poder echar fuera el demonio. Tal fue el caso de Pedro, quien por no creer, se hundió en el mar.

 “Hay bendición porque decidí creer detrás de la cruz de Cristo”

 Hay bendición para los que creen, pero para los que no creen habrá malas consecuencias. Para los que no creen habrá malas decisiones, las cosas no irán bien, no llegarán al cielo. Los leprosos comentaron que no serían escasos luego de haber entrado al campamento sirio y tomar todo lo que encontraron después que la palabra del profeta se cumplió. Ellos fueron a donde el Rey y le compartieron con todos y la harina bajo al costo que dijo el profeta, porque había bendición que sobraba. El ayudante del Rey, relata la Biblia, que fue aplastado y que Dios cumplió su palabra.

 “El día que la trompeta suene seré lo que vi, lo que creí y lo que oí.”

 «¿Tendrás la fe verdadera para creer en la palabra de Dios? ¿Tendrás la capacidad de permanecer detrás de la cruz de Cristo? Detrás de ella descubriré que no habrá mayor privilegio que abrir mi boca y decirle a otros lo bueno que ha sido Dios conmigo. El día que la trompeta suene seré lo que vi, lo que creí y oí», puntualizó la pastora.

 ¡¡¡Mi Casa es la casa de Todos!!!