- El Señor es mi ayudador; no temeré al guiar estos niños. Él me llevará al corazón de la verdad y preparará las mentes para recibirla.
- Me dará visión de la inmortalidad de estas vidas.
- Me guiará a comprobar el carácter sagrado de la enseñanza de su palabra.
- Aunque alguna vez pueda llegar el desaliento o desesperación.
- Aún levantaré mi cabeza, porque sus promesas no pueden fallar.
- Su palabra no volverá a él vacía.
- Va delante mío para que la semilla plantada crezca.
- Tú estarás siempre a mi lado, y hablarás por medio de estos labios.
- Para que los niños sientan tu presencia cercana.
- Tú harás que cada débil esfuerzo sea recompensado con las gavillas por los años sin fin.
- Mi gozo se perfecciona cuando sé que cada esfuerzo hecho en tu nombre permanecerá para siempre.
- Ciertamente tu amor y cuidado me rodeará todos los días de mi vida.
- Y algún día moraré con aquellos que han enseñado la justicia a la multitud, por toda la eternidad.
Según este salmo, el maestro es un sembrador del saber y de esperanza. Es una guía para comprobar el carácter sagrado de la enseñanza de su palabra. Ciertamente el amor y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida y seguiré siendo maestro enseñando la justicia a mis niños por toda la eternidad.
Elizabeth Figueroa
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