En esta victoriosa mañana del domingo 22 de enero de 2017, nuestra co-pastora, Vanessa Torres Padilla, tuvo a bien exponer la palabra del Señor utilizando como base Hebreos 10: 19-25, que dice: “ Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo,  por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.  Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras;  no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.”

Fuimos diseñados para tener una relación perfecta con el Padre; un padre que espera fidelidad de parte de nosotros.  Un padre que por encima de nuestros sentimientos y emociones, establece un compromiso con nosotros que no expira, un compromiso que es irrevocable, incondicional. Es eterno, llevado a cabo por un cuerpo, su hijo.

Pero Dios espera de nosotros ciertas actitudes al acercarnos a Él (v. 22):

Corazón sincero

-En plena certidumbre de Fe

-Lavados los cuerpos en agua pura

Esto se puede aplicar de las siguientes maneras; que nos mantengamos en todo momento firmes, no fluctuantes en nuestros pensamientos; que consideremos en todo tiempo a nuestros hermanos de la Fe y a los que no lo son. No perdiendo el gozo de la salvación y no dejando de congregarnos.

Te exhorto a que no dejes perder lo que Dios ha colocado sobre tu vida. Permite que en este año de bendición las promesas de Dios te alcancen y puedas gozar a plenitud su amor inigualable. Acércate a él, porque está esperándote.