El Lcdo Magdiel Narvaez fue el predicador invitado del culto del domingo 13 de septiembre en la mañana.  Con la siguiente porción bíblica trajo palabra de Dios a la Iglesia:

Lucas 18:8 (RVR1960)

Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?

Cada texto bíblico está presente con un propósito.  El texto en Lucas 18:8 es uno de transición, lo que significa que permite el pase de una escritura a otra.  Este texto está en medio de dos parábolas.  Este verso es uno profundo que plantea dos cosas. Primero, afirma que Jesucristo regresará: «Cuando venga el Hijo del Hombre», y segundo, presenta una incognita: «¿hallará fe?».  Cuando Dios hace una pregunta, sabe la respuesta.  Lo que busca es un análisis, no una respuesta de parte del ser humano.  Pensemos qué quiere decirnos Dios con esta pregunta. Hay un interés de parte de Dios de que pensemos en por qué es posible que no haya fe.  El verso además menciona el título del Hijo del Hombre en mayúscula.  La palabra Hombre con letra mayúscula, en el contexto judío, significa «total perfección»; lo cual representa a Cristo.  La idea es que nos tenemos que medir contra Cristo.  El verso puede parafrasearse como «Cuando el ‘estado de total perfección’ venga a la tierra, ¿hallará fe?

Pasemos a la parábola que se encuentra antes de este verso.  Es la parábola del juez injusto.  La misma invita a considerar la injusticia.  En el tiempo lleno de injusticia en que vivimos vamos a tener que insistir hasta que el juez se compadezca y haga justicia.  Cuando se tiene la razón y no se nos considera, llega el desánimo y se abandona la causa.  La iglesia de este tiempo está desanimada ante los tropiezos.  En ese contexto, lo que nos dice el texto es que antes de que Cristo venga habrá desánimo.  Nuestra propia deficiencia de fe nos lleva a momentos críticos.  Pero la viuda en la parábola insistió hasta que obtuvo lo que le correspondía.  La verdadera fe sigue no importa lo que se ponga de frente. Por eso, el primer elemento de la verdadera fe es ser consistente.  Es en el momento difícil en que se demuestra la consistencia; demostrando en quien hemos creído sin términos medios, porque se está totalmente convencido, aún cuando la respuesta que recibamos sea contraria.  la Iglesia no puede estar a medias.  El pecado nos aleja de Dios y, a veces, somos nosotros mismos los que creamos las trampas que nos hacen caer.  En muchas ocasiones, creamos ídolos que entendemos que son Dios, pero no lo son.  Cuando estamos en el Señor, no podemos negociar la relación con Cristo.  Tenemos que volver a la senda antigua.  Dios nos está llamando para que cuando venga el Hijo del Hombre halle nuestra fe; una fe con compromiso, como la de la viuda.  Si tu corazón está en Cristo, te tienes que comprometer.  La Iglesia de hoy ha dejado de orar, de ayunar y de leer la Palabra.   Necesitamos un compromiso verdadero, donde haya una conección entre mi vida diaria y mi vida en la iglesia, donde seamos los mismos en todo lugar.  Para esto, me tengo que comprometer con Dios, este es el segundo elemento de la verdadera fe.

En la parábola que sigue al verso, vemos el tercer elemento de la verdadera fe: la misericordia.  En la parábola del fariseo y el publicano vemos un religioso que se compara con otro, que según él, está en peor condición.  La gente tiene un concepto equivocado de la santidad.  No es perfección, sino apartarse del mundo y acercarse más a Dios.  Se supone que mientras más me acerque a Dios tenga más misericordia. Ahora la pregunta es «¿hallará misericordia?».  La fe en Cristo tiene que estar fundamentada en la misericordia de Dios.  Dios me tiene vivo por su misericordia.  Esa misericordia me tiene de pie y tengo que sentirlo por los demás.  Me tiene que importar la condición del otro.  Dios quiere encontrar una Iglesia de fe, de misericordia y de amor.  El publicano oró con el corazón y Dios lo perdonó.  El pecado es una condición natural del hombre que sólo la sangre de Cristo limpia.  Al analizar cuando Cristo le dijo a los discípulos que no miraran la paja en el ojo ajeno, sino la viga en su propio ojo,  vemos que una paja es algo que cae incidentalmente en el ojo, pero una viga es algo que se construye y toma tiempo.  No estés pendiente de lo que le pasa a tu prójimo por incidencias cosas de la vida, cuando tienes que atender lo que tienes en tu vida porque tú mismo lo has construído.

El tiempo de Dios está marcando la cuenta regresiva.  Debemos ocuparnos de las cosas del Reino de Dios.  Si Cristo viene hoy, ¿dónde estás parado?  ¿Hallará fe en tí?

 

 

Mi casa es la casa de todos