Hoy domingo 5 de julio alabamos a Dios y recibimos su palabra en nuestro culto matutino.

Nuestra pastora Iris N. Torres Padilla citó el libro de Habacuc 1:2 como la base del mensaje, que dice así: «Hasta cuándo, oh Jehová, clamaré y no oirás; y daré voces  a ti a causa de la violencia, y no salvarás?»  La pastora explicó como el pueblo de Israel vivía un momento muy difícil, había violencia y la injusticia reinaba por doquier.  Los caldeos, un pueblo cruel e impío, se levantarían  para invadir a Judá.  Todo esto era presenciado por Habacuc, que no  podía entender porque Dios veía lo que pasaba y al parecer no hacía nada.  «Vemos en Habacuc a un hombre cansado y drenado que se acerca a Dios para hacerle preguntas» explicó.  La ley no se cumplía en el tiempo de Habacuc, se oprimía al inocente y la nación sufría y padecía.   Aunque Habacuc clamaba, sentía que su oración no era respondida.  Pero Dios le da una respuesta a Habacuc en el capítulo 1:5  del mismo libro.  Le dice » Estoy realizando una obra que te asombrará»  expuso la pastora.  «Cuan cierto es que Dios obra en nuestro mundo y no nos damos cuenta.  No es hasta que llegamos a una disyuntiva que tenemos que clamar.  Habacuc sabía cuan perversos eran los caldeos y le preguntaba a Dios como era posible que los levantara en contra de su pueblo. En esa disyuntiva la respuesta de Dios le provocó un nuevo dilema, puede un Dios santo quedarse quieto ante el maltrato de su pueblo?  Y trayendo esta historia a nuestra realidad, la pastora preguntó, dónde está el Dios de Puerto Rico?  A veces parece que Dios se olvida de los suyos y el malo prospera.  Podemos servir a un Dios cuyos caminos parecen ser contradictorios?  Pero Habacuc, en lugar de convertirse en ateo o negar su fe, se refugió en su Fortaleza.  Aunque no entendía, sabía que Dios enviaría una respuesta.  Dios le decía «No te impacientes, todo será a su debido tiempo».  A veces da la impresión que la agenda diabólica ha triunfado, pero Dios no ha terminado su obra con Puerto Rico, dijo la pastora.  Luego narró tres cosas que Dios le aseguró a Habacuc, que son las siguientes:

1. El justo vivirá por la fe

2. la tierra sería llena del conocimiento y de la gloria de Jehová

3. Jehová está sentado en su trono

El es Dios y está por encima de los gobiernos de la tierra.  El reina e interviene en los asuntos de las naciones.  Su plan se cumplirá en su tiempo.  Es por fe y no por vista que andamos.  Si miramos por fe a su Gloria venidera, no desmayaremos.

Luego de recibir esta palabra el profeta Habacuc adoró a Dios y dejó de quejarse.  El oró y vió como Dios estaba obrando a favor de su pueblo, luego meditó en las cosas gloriosas que Dios había hecho antes por su pueblo, y alabó al Señor, aún cuando todo alrededor no se viera bien, aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya fruto,con todo yo me alegraré en el Dios de mi salvación».

«Cuánto más esto debe significar para nosotros hoy día, que tenemos su palabra y sabemos los planes de Dios para este tiempo.  Si alguien tiene que refugiarse en Dios es la iglesia de hoy.  Dios quiere fortalecer tu fe, en la oscuridad no dudes sobre lo que Dios te ha dicho en la luz» finalizó la pastora.