En el Culto al Altísimo del segundo domingo del año 2016, en un ambiente lleno de la presencia del Espíritu de Dios, nuestra pastora Vanessa Torres expuso la palabra. Dando comienzo a la predicación con el capítulo 1 del libro de Hebreos. Dios nos hizo ver que Él es un Dios relacional, pues al dar a su hijo en sacrificio por nosotros, hizo que la separación que existía por la falla del pecado desapareciera. Nosotros, entonces, podemos acercarnos a Dios en confianza, ya que Él nos redimió.

Es por esto que en nuestro corazón existe un vacío; una necesidad de algo más allá que las cosas efímeras que el mundo nos puede dar. Nuestro corazón anhela a su creador. Y es ahí que el ser humano se da cuenta de que no puede ser feliz sin Cristo.

Entonces, ya que Dios nos selló y separó desde antes que naciéramos, Él espera de nosotros santidad y purificación, teniendo como ejemplo a Cristo, quien siendo hombre se negó a sí mismo para darnos la salvación. Si queremos heredar el reino de Dios, necesitamos tener presente que debemos ser transformados. Y, ¿cómo seremos transformados? Pues, pasando por el fuego; el fuego de Dios que nos lleva al cambio genuino y puro.

Ya para culminar, nuestra Pastora Vanessa Torres nos recalcó la importancia que tiene el Evangelizar, pues esa es nuestra encomienda. Como dice Marcos 16:15: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.” Recordándonos que Él nos ha hecho una antorcha encendida, porque donde Dios está, Él lo alumbra todo.
Al finalizar el culto, como de costumbre, la pastora Vanessa hizo el llamado a confesión de Fe. Almas pasaron al frente, entregándole su vida a Cristo para la gloria y honra del Señor.

Dios tiene prisa, y Él está llamando a su pueblo para que se humille y se entregue en sus manos. ¿Estás tú dispuesto a darlo todo por Él en este nuevo año de Fuego?
Ven y acércate a la casa.

Mi casa es la casa de todos

Por: Lisandra Y. Rodríguez