La iglesia de Jesucristo el Caballero de la Cruz decidió continuar con el mismo ambiente de adoración de nuestro ayuno mañanero del día de hoy, y con manos limpias y en señal de gratitud, adoró al Señor junto al ministerio Tsarach dando comienzo a nuestro Culto al Altísimo nocturno. La pastora Iris N. Torres Padilla continuó con la serie de predicaciones sobre uno de los más grandes patriarcas de Israel: José. La porción de esta noche para la exposición de la palabra fue la que se encuentra en Génesis 37:1-14.
José era un soñador y era amado por su padre Jacob, tanto así, que le hizo una túnica de colores. De la misma manera, Dios te entrega una túnica de colores que carga justicia, fe, favor y misericordia de Dios. Aquella túnica distinguía a José y le hacía diferente al mundo. José no entendía la dimensión del desprecio de sus hermanos; estos deseaban matarle. Los que sueñan marchan en el camino del menosprecio y a veces los suyos son los más que lo hacen. Los triunfadores se forman en la universidad del desprecio y en la escuela del rechazo, pero es necesario usar estas como lanzamiento para lograr tu sueño en Dios. No dejes de creer el propósito de Dios en tu vida, sin importar el señalamiento ni la crítica, el propósito de Dios se cumplirá.
Sin embargo, no des por sentado que tu sueño es un sello que te distingue para que hagas lo que deseas con Dios. Muchos piensan que tienen licencia para pecar, pero estamos viviendo los últimos tiempos y Dios se llevará los suyos; aquellos que cumplan con el sueño de Dios. Dios le dará solo a los suyos, porque viene lluvia de bendición para el pueblo de Dios. Si estás en dos aguas, Dios te dice que debes tomar una decisión; escogerlo a Él. Hay oraciones que se hacen a Dios de manera equivocada, y por nuestros caprichos le pedimos a Dios cosas que no están en su plan y, resulta ser, que el remedio es peor que la enfermedad. Si te ha tocado llorar, llora; si te ha tocado sufrir, sufre; si te ha tocado enfrentar una situación difícil, enfréntala, porque en todas estará Dios. No hay nada más honroso y digno que predicar el evangelio del Caballero de la cruz. Lo demás es pasajero, todo termina. Los que siembran en el cielo cosecharán eternidad.
José fue envidiado y Jacob tenía una lucha en su interior, pero súbitamente entendió que José fue escogido por Dios sobre el resto de sus hermanos. José era un hombre obediente; los soñadores que sueñan el sueño de Dios son obedientes. Sus hermanos atendían las ovejas de Jacob y, pudiendo poner muchas excusas, obedeció la orden de su padre de ir a ver cómo estaban sus hermanos y las ovejas. Por más perdido que estés, no hay lugar donde Dios no pueda encontrarte. José tenía que llegar a Siquem para ser vendido como esclavo; Siquem es sinónimo de propósito y presencia de Dios. Los hermanos de José planificaron matarlo y su hermano mayor salió en su defensa; propuso echarlo en una cisterna en lugar de hacerlo de manera directa. En el corazón de aquellos hermanos nació un plan erróneo y decidieron matar al soñador pensando que su sueño también moriría, pero Dios tenía un plan.
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