En medio de una noche de adoración donde reconocimos que Jesucristo es el Señor dimos comienzo al Culto al Altísimo nocturno continuando con la serie de predicaciones sobre el Salmo 23 en los labios de nuestra pastora Iris N. Torres Padilla. Esta vez tomando como referencia el verso 4:

“Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirá aliento.”

Los valles son inevitables – hay que contar con ellos porque sucederán. Los valles vendrán a nuestra vida uno tras otro mientras vivamos. “Después de cada cima hay un valle”, expresó la pastora. No te sorprendas por el valle en el que estás hoy; con ellos vendrá la frustración, el dolor, la impotencia.

Los valles son impredecibles – ellos no se pueden planificar, son inesperados y llegan en el peor momento o cuando estás desprevenido. Los valles vienen de repente, de la misma manera en la que llega la lluvia después de un día soleado. Jeremías 4:20 habla del quebrantamiento sobre quebrantamiento, de lo que ocurre una vez tras otra vez.

Los valles son imparciales – nadie está inmune a ellos, nadie está aislado del dolor y la tristeza, a nadie le toca transitar por una vía libre de problemas. A los valles no les importa cuán bueno o malo seas. Nuestra primera reacción cuando esto ocurre es preguntar “¿Por qué a mí?”; en lugar de hacer esta pregunta debe preguntar: “¿Por qué no a mí?” El hecho de que seamos hijos de Dios no nos hace exentos de problemas. Somos humanos, y en la tierra las cosas no son perfectas. En el mundo enfrentaremos problemas y valles uno detrás de otro. Sin embargo, a pesar de esto: «Jehová es mi pastor y nada me faltará»

Los valles son temporales – ellos tienen principio y fin, no son permanentes como muchas veces Satanás quiere hacerte pensar. Nuestros valles pasarán: Dios está y no dejará para siempre caído al justo. El reino de los cielos es para aquellos que han pasado los valles y han entendido que Jehová está con ellos.

En el valle no permaneceremos toda la vida; es una situación que, como tiene principio, tiene también un fin. Por más dolorosa que sea tu angustia, el justo clama y Jehová oye. No te puedes detener en el valle. En 1 Pedro 1:6 Pedro admite que pasaremos por tiempos difíciles, pero que al final habrá gozo perpetuo y nuestro destino final será caminar por las calles de oro y el mar de cristal cuando oigamos la voz del amado que diga «ven buen siervo y fiel; en lo poco fuiste fiel, en lo mucho te pondré…» Todo es irrelevante en la vida cuando medimos el tiempo que viviremos en la eternidad con el Señor. Nuestros problemas son pasajeros comparados con la gloria eterna que viviremos con Dios. Todo quebranto ablanda el corazón, y cuando esto ocurre, vemos a Dios de manera diferente y nuestra relación con Dios cambiará.

Los valles tienen siempre un propósito. Por un poco de tiempo habrá problemas. A nadie le gusta cargar la cruz, pero todo tiene un propósito y la fe se ejercita en los valles de la vida.

Dios quiere que te parezcas a Cristo y que desarrolles el carácter similar al de Él, pero pasarás por las cosas que Jesucristo pasó. Dios usará los accidentes y tragedias de tu vida y aprovechará tus valles para formar tu carácter

  1. Reúsa a desanimarte – el desánimo es una actitud emocional en la cual yo decido si caigo o no. Es momento de escoger y convertir a Dios en el centro de tu vida. Pablo escribió en Colosenses 1:11 que debemos fortalecernos con el poder de Dios y la potencia de su gloria para tener paciencia y ser longevos. Después de una prueba larga sentirás que estás sin fuerza, pero para sentirte mejor debes tener a Dios como fuente de poder y Él te dará la fuerza que necesitas para vivir en victoria.

MI casa es la casa de TODOS