Con mucha alegría por estar en la casa del Señor, el domingo 11 de septiembre en la mañana, recibimos la Palabra en labios de nuestra pastora Iris N. Torres. Siendo este el mes de la Biblia, comenzó leyendo Isaías 40: 6-8, que dice: «Voz que decía: «¡Da voces!» Y yo respondí: «¿Qué tengo que decir a voces?» «Que toda carne es hierba y toda su gloria como la flor del campo.  La hierba se seca y la flor se marchita, porque el viento de Jehová sopla en ella. ¡Ciertamente como hierba es el pueblo! La hierba se seca y se marchita la flor, mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.»

 ¿Cómo las personas saben que usted es hijo de Dios? Por los frutos que se producen en usted; por los cambios que hay en su vida. “Yo quiero comenzar diciendo que la Biblia es la Palabra de Dios”, expresó la pastora. La Biblia es la regla infalible de la fe, causa efectos en los que la leen: limpia el pecado, no tiene errores, no caduca. Es la voz de Dios para este tiempo, el mapa de Dios para nosotros. Somos privilegiados, pues tenemos la oportunidad y el beneficio de obtener nuestra Biblia y leerla libremente. Personas en otros países, no muy distantes, no tienen esas oportunidades, ni gozan de la libertad de la cual gozamos en nuestro país.

Leámosla, vivámosla, apliquémosla, compartámosla. No por religión, ni porque queremos utilizarla para nuestro propio beneficio; sino porque sabemos que esta traerá vida a otros. Sin esta, no entramos al cielo, pero con ella obtenemos la salvación. Ven a su casa, y nútrete de ella. Te hará bien.

“Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos.” (Jeremías 15: 16)