El Culto al Altísimo diurno del domingo 17 de enero 2016 fue uno en el cual recordamos con gozo nuestros comienzos. Honrando así el inicio de nuestra historia, la palabra fue expuesta por el Dr. José Batista; quien por muchos años fue amigo de nuestro amado pastor Rafael Torres Ortega.

El Dr. José Batista, dirigido por el Espíritu Santo, dividió el mensaje en tres puntos importantes los cuales nos llevaron a reflexionar como iglesia y como país en conjunto. Estos puntos exponían que vivimos en una sociedad enferma, herida y falta de esperanza; una sociedad que anda buscando su solución y respuesta en el gobierno, en vez de mirar a Cristo. Solo la iglesia tiene la palabra de vida, pues tenemos como herramienta la palabra transformadora de Cristo.

Usando como referencia Éxodo 10, el Dr. José Batista nos llevó al momento en el que Faraón no quería liberar al pueblo escogido. Faraón, endureciendo su corazón, lanza sus ataques contra el pueblo de Dios comenzando por los niños, luego la familia y, por último, sus recursos. Haciendo así una comparación entre ese momento histórico y los días que estamos viviendo, es que podemos observar semejanzas entre ambos: durante estos últimos años se han querido implementar leyes cuyo fin es la destrucción de nuestra base familiar. Han querido desmoralizar a nuestros niños con ideas tergiversadas de lo que somos como país y cultura. La familia es la base crucial de toda nación, y nosotros como cristianos tenemos el deber de dar testimonio del poder de Dios en nuestras comunidades.

Este es el mensaje del pentecostés: que nos enfoquemos en dedicarle nuestra casa al Señor, manteniendo a Cristo como nuestro centro; entregándole nuestros recursos, con gratitud, pues de Él proviene todo. Una casa que está edificada firme sobre la roca, que es Cristo Jesús, no será conmovida.

Para culminar, el Dr. José Batista pidió a la iglesia que no se olvidara del legado que nos dejaron nuestros precursores. Exhortándonos a que con esa misma pasión brindemos todo a Dios, nuestro señor. También nos hizo repetir uno de los versos más influyentes de la Biblia, encontrado en Josué 24:15 (RVR1960):
“Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.”

Vamos a ocuparnos de las cosas que realmente importan, vamos a consagrar nuestros hogares para Cristo, pues Él nos ofrece la restauración que anhelamos.

 

 

Mi casa es la casa de todos…

Por: Lisandra Y. Rodríguez