¡HOLA! Mi nombre es Ambar Berríos. Soy secretaria de la Sociedad de Juveniles Manos en el Arado en este año en curso. Le tengo que dar muchas gracias a Dios porque me ha protegido de todo. Recuerdo que un domingo por la mañana en la Iglesia de Jesucristo El Caballero de la Cruz, hicieron un llamado para los que tuvieran problemas de la espalda, y en otras partes del cuerpo. Yo pasé; y en el altar tenían muchas sillas para todas aquellas personas que habían pasado se sentaran. Cuando me senté en la silla, me emparejaron las manos para ver si tenía un brazo más largo que el otro y, sí tenía uno más largo. Oraron por mí y vi cuando mis brazos se emparejaron. Luego pusieron las manos en mi espalda y sentí un calentón brutal y no podía para de temblar. Fue algo increíble y le agradezco mucho a Dios por eso tan maravilloso que hizo ese día conmigo.

 

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