En estos tiempos es difícil creer que una persona que anduvo en malos caminos pueda cambiar, o que alguien que te lastimó pueda cambiar. En Hechos 9:26-28 dice sobre Saulo de Tarso: “26 Cuando llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos; pero todos le tenían miedo, no creyendo que fuese discípulo. 27 Entonces Bernabé, tomándole, lo trajo a los apóstoles, y les contó cómo Saulo había visto en el camino al Señor, el cual le había hablado, y cómo en Damasco había hablado valerosamente en el nombre de Jesús. 28 Y estaba con ellos en Jerusalén; y entraba y salía».

En este pasaje, vemos como los discípulos no creían que Saulo había cambiado, ya que antes de encontrarse con Cristo, asesinaba a los cristianos. Vemos como Dios hizo un cambio del cielo a la tierra en un hombre que era pura maldad. En estos tiempos, somos prejuiciosos con las personas por simplemente verlas la primera vez y nos dejamos llevar por el primer contacto que tuvimos con ellas. Estamos tan enfocados en nuestro estrés y en estar siempre con nuestros teléfonos móviles que no le damos oportunidad a Dios ni a las personas a socializar con nosotros para ver el poder y misericordia de Dios fluir. Recuerda que no hay problema que se compare con el amor redentor de Dios y como dice en Lucas 18:27 “Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios”.

No veas a las personas como son sino como Jesús puede transformarlas para su gloria y propósito. Oremos siempre para que Él nos de sus ojos espirituales y de misericordia y que nos mantengamos en su perspectiva eterna.

 

Mi casa es la casa de todos