Al aire libre y con la temperatura tropical de la noche de este viernes se llevó a cabo el culto de jóvenes titulado “Vivencias… mas allá de lo que he oído” no hubo sillas, nos sentamos todos en sábanas en el suelo. Comenzamos ya con los que habían llegado una rueda para orar y presentarle al Señor el culto de esta noche. Meditamos en una alabanza mientras estuvimos al frente en lo que demás jóvenes seguían llegando. Precioso momento de adoración. Y allí nos quedamos, todos juntos unánimes comenzamos el devocional. Al finalizar, una joven llamada Natacha Torres interpretó una hermosa alabanza al Señor.

Alfonso tomó la parte y nos dio un pequeño resumen acerca de cómo se predicará el evangelio en estos tiempos, por testimonios. Así fue esta noche.

Tamara, quien fue la primera en testificar, lleva en la iglesia desde los siete años, pero como todo joven, decide elegir su camino, así fue su vida. No conocía nadie, no socializaba. Nos comentaba que, como seres humanos, muchas veces tomamos decisiones sin consultar a Dios. En su caso, tuvo una relación con alguien que no conocía al Señor. Estuvo 8 años con la persona y luego de estos años, él decidió romper la relación. Ella terminó destruida. Después de esta situación, decide volver a la iglesia y pudo palpar la intervención de Dios en su vida, sentirse bien con ella misma y perdonar a quien fue su compañero quien decidió dejarla sin razón ni justificación.

Aníbal fue el segundo. Nos compartió que fue criado en el evangelio; siempre se le enseñó a respetar y admirar al Señor. Al igual que Tamara, descubrió que hay un mundo diferente y totalmente contrario a como a él le enseñaron. Uno de los días que asistió al culto, la pastora hizo el llamado y mandó, como de costumbre, a los líderes de grupo a buscar vidas y él se fue al baño «para que no lo pillaran». Fue a tomar agua y, justo antes de apretar el botón de la fuente, escucha a la pastora decir “el que beba de esta fuente no tendrá sed jamás”. Él se asustó y fue al carro. Esa noche no durmió y tomo la decisión de pasar al llamado el próximo culto y así lo hizo.

Lisandra fue la tercera. Criada también en el evangelio, cantaba y hacia otras cosas, pero llegó un momento que la monotonía la venció. Le dio depresión, la ansiedad llegó a su vida y pensaba que se iba a morir. Tuvo una lucha mental horrible, pues todo lo que hacía la llevaba a pensar que se iba a morir. Sin embargo, tomó la decisión de creerle a Dios. Veía como los demás alababan y glorificaban el nombre del Señor y quiso hacer lo mismo.

Ángel fue el último, pero no el menos importante. Relató un testimonio contrario al de los demás. Nunca conoció al Señor. Vendía drogas, las consumía, llegó a depender del alcohol. Llevaba una vida oscura por el bajo mundo, pero Cristo llegó a su vida. La luz resplandeciente del evangelio lo libertó de todas estas ataduras de las tinieblas y lo llevó a la luz. Hoy día pertenece al Grupo de Avivamiento.

La juventud no está perdida y nosotros lo hemos demostrado. ¡Cristo está!

 

Mi casa es la casa de todos