Junto a la clase de damas aprendimos con nuestra maestra Esperanza Collazo acerca de la adoración a nuestro Dios. Todos en la clase nos mantuvimos atentos a las palabras presentadas por la que nos intruía, y mientras enseñaba la presencia de Dios se hacía sentir maravillosamente a través del transcurso de la clase. El Espíritu Santo es el maestro por excelencia. La enseñanza se desprende de Salmos 95:1-7, y usamos como referencia la revista El Discípulo.

«Venid, aclamemos alegremente a Jehová; Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación. Lleguemos ante su presencia con alabanza; Aclamémosle con cánticos. Porque Jehová es Dios grande, Y Rey grande sobre todos los dioses. Porque en su mano están las profundidades de la tierra, Y las alturas de los montes son suyas. Suyo también el mar, pues él lo hizo; Y sus manos formaron la tierra seca. Venid, adoremos y postrémonos; Arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor. Porque él es nuestro Dios; Nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano.» (Salmo 95: 1-7)

En todo momento se siente la presencia de Dios porque no dejamos de adorar

La adoración a nuestro Dios es indispensable. Si supiéramos los beneficios que hay en la alabanza, si supiéramos que Él habita en medio de la alabanza. «En todo momento se siente la presencia de Dios porque no dejamos de adorar», nos enseño Collazo. «El libro de los Salmos tiene tres formas básicas: Lamentación (salmos), Acción de gracias (cánticos) y Alabanza (himnos)», explicó. «Nos invita a darle gracias a Dios y a adorarle. Aveces comenzamos adorando , y otras veces lo que hacemos es pedirle y contarle nuestras lamentaciones», dijo. «Adorar es reverenciar y honrar a Dios, y muestrar respeto y admiración a Dios», definió. Es menester comenzar nuestras oraciones en adoración, así es ejemplificado por nuestro Señor Jesús (Padre Nuestro).

«Aun en nuestros momentos difíciles debemos tener paz. Todos pasamos por dificultades pero siempren vendrán momentos buenos, nuevos. Somos más que vencedores en Cristo y Dios quiere que seamos esforzados y valientes», afirmó la maestra. «Cuando tu estás en medio de la prueba, no importa lo que te critiquen, murmuren y calumnien; Dios está.  Aun en los momentos difíciles hay que adorarle. Le podemos exaltar porque Él es bueno», finalizó.

Amado hermano, le esperamos todos los domingos en la Iglesia de Jesucristo El Caballero de la Cruz, a las 9:30am, en la Escuela Dominical: la espina dorsal de la Iglesia.

Mi Casa es. . . la Casa de Todos