Bendecidos en medio de la crisis

Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Aún se comprarán casas, heredades y viñas en esta tierra”.- Jeremías 32:15  (RV 60)

Contra todos los pronósticos, este es año de bendición.

La historia se repite porque Dios tiene propósito sobre todo con Su pueblo. Es necesario que aprendamos y veamos Su Palabra viva dentro de las circunstancias que nos rodean.

El capítulo 32 del libro de Jeremías nos presenta a un siervo de Dios con unas situaciones extremadamente difíciles en su vida. Jerusalén estaba sitiada por el rey de Babilonia y el profeta Jeremías estaba preso en el patio de la cárcel que estaba en la casa del rey de Judá (Jeremías 32:2). La profecía que había dado el profeta de Dios al Rey de Judá no había sido de su agrado, por lo que el rey ordenó su arresto.

¡Cuántas veces los profetas y siervos del Señor son menospreciados por predicar y enseñar la Palabra como el Señor indica, y no a la conveniencia del que lo escucha! Jeremías no dejó de dar el mensaje que el Dios Altísimo le había dado; ni siquiera porque estaba delante de la máxima autoridad de su época, que era el rey.  Este hecho trajo como consecuencia su encarcelación y serias amenazas contra el profeta de Dios. Jeremías había profetizado al Rey Sedequías su derrota delante del Rey de Babilonia. Nabucodonosor tenía sitiada la ciudad de Judá y el profeta había recomendado a Sedequías que se rindiera ante el Rey de Babilonia porque Jehová había entregado la ciudad a su enemigo.

El falso orgullo no permite ver la realidad.  La arrogancia y la ignorancia, ante las advertencias de las consecuencias a la desobediencia de los mandatos del Señor, traen maldición a los pueblos. Por causa de la actitud de este rey, el pueblo iba a sufrir una gran derrota.

En medio de ese panorama, habitaba gente piadosa y temerosa de Dios.

Hoy la maldad rodea a los habitantes de la tierra, pero aún brilla la luz de Cristo en medio de Su pueblo.  “La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella” (Juan 1:5). En todas las épocas Dios tiene un pueblo, Su pueblo, que no dobla sus rodillas ante el pecado ni ante los dioses de este mundo.

Dios instruyó al profeta Jeremías a que comprara la heredad a la que tenía derecho, y un pariente suyo saldría a venderle como rescate.

La ciudad estaba sitiada y en amenaza de destrucción; un rey rebelde a punto de ser tomado cautivo junto a su pueblo; y Dios le dice al profeta que compre la heredad que le correspondía.  El profeta conoció que era palabra de Jehová. La heredad fue comprada por diecisiete siclos de plata. Jeremías compró la heredad y también hizo la compra venta con todo el protocolo de sellos y testigos que la ocasión demandaba (Jeremías 32:8-15).  Terminado el proceso, Jeremías oró al Dios del cielo, reconociendo su grandeza y majestad, pero como humano al fin le preguntó al Altísimo cómo es posible que Él le mande a comprar una heredad, sabiendo que la ciudad iba a ser entregada en manos de los caldeos. Jeremías 32:24-25

He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?- Jeremías 32:27 (RV60)

Porque ¿Quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero?- Romanos 11:34

Nuestra tierra está pasando por situaciones difíciles. Aun así para el pueblo de Dios, Su pueblo, este es año de bendición. El profeta compró tierras para simbolizar el retorno de Israel a su tierra.  Dios es un Dios de provisión y que cumple Sus promesas. “Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan”- (Salmo 37:25). Puerto Rico se levantará; nuestros hermanos regresarán a nuestra tierra. Dios dice a Su pueblo “Mía es la plata, y mío es el oro… La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera… y daré paz en este lugar” (Hageo 2:8-9).

Solo nos resta confiar en el Señor y reclamar sus promesas recordando cuánto Él ama a Su pueblo y que solo Él es fiel. “Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra” (Salmo 121:2).

Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Aún se comprarán casas, heredades y viñas en esta tierra”. (Jeremías 32:15).

Confía,  este es año de bendición para el pueblo de Dios. Mantente firme hoy más que nunca y verás la gloria de Dios.