Cinco jóvenes, cinco testimonios, cinco vidas transformadas por el maestro.

Como antes fue mencionado, cinco jóvenes expusieron a sus semejantes los cambios que han experimentado en sus vidas una vez le dieron la oportunidad a Dios de trabajar en ellos. Sin duda, cada una de estas exposiciones alcanzó a un sector en particular, dándoles la oportunidad a todos de sentirse identificados; desde jóvenes criados en el evangelio, hasta apartados y recién convertidos. A continuación, conoceremos 3 de estos testimonios, en lo que será un escrito compuesto de dos partes.
1. Rolando Negrón, primer exponente, compartió como desde su niñez tuvo conocimiento de la palabra, pues fue criado en el evangelio. Destacó que si bien sabía quién era Dios, no le conocía. Aunque este se mantuvo involucrado en las actividades de su iglesia, su corazón se encontraba lejos de Dios, llevándolo a sentirse solo, consumir drogas y a entrar en una profunda depresión. No fue hasta el 16 de marzo del año en curso, que una joven le ofrece una invitación para asistir a la Sociedad de Jóvenes, donde es confrontado por Dios para que dependa de Él, haciéndole entender que cubrirá sus necesidades.
2. «Yo llegué (a la Sociedad de Jóvenes) cuando había tocado fondo, y aunque seguía viniendo a la iglesia estuve desenfocado muchos años. Caí en la atadura de la fornicación, hice mucho daño en mi pasado a ciertas personas», expresó el joven Giancarlos L. Pérez, segundo en exponer su testimonio. El mismo contaba como por mucho tiempo se mantuvo mirando de lejos, ya que no se sentía digno del evangelio, por el contrario se sentía hipócrita. No fue hasta que la persistencia de una joven (miembro de la directiva de la sociedad) le movió a asistir al Retiro de Jóvenes Peniel, efectuado en el mes de junio. Allí le otorgó la oportunidad a Dios de trabajar en su vida, y por consiguiente a procurado pedir perdón a las personas que hirió y a perdonar a aquellos que le hicieron daño en el pasado. «Aún no supero que el diseñador de todas las cosas, de la galaxia, quiera relacionarse conmigo, me escogió, me puso por encima de su creación», compartió con entusiasmo.
3. Alondra D. Cosme por su parte, cuenta que su razón para apartarse fue el temor a perder su juventud; el ver como sus amistades salían y disfrutaban, mientras ella pernoctaba en su casa planificando las actividades para la confra de la escuela a la que asistía. Ese vacío lo llenó con odio, y al saber que estaba realizando las cosas mal optó por alejarse de Dios. Llegó a ser medicada por depresión, fue víctima del rechazo, se sintió completamente sola. No fue hasta el 11 de marzo de 2016, que llega a la Sociedad por invitación de una amiga, en que el Señor la confrontó. «Yo no quería saber de jóvenes, y llegué a un culto de jóvenes. Yo no creía en congregarme, y aquí estoy. Yo no quería bautizarme, y sabes que, también perdí esa batalla. Eso lo hace Dios», relató. Culminó su participación exhortando a los jóvenes a comprometerse y gastarse para Cristo.
Esta es sólo una muestra de las grandes cosas que el Señor está haciendo en la juventud de este país. No todo está perdido. Espera la segunda parte, aún hay palabra para ser compartida.

 

escrito por: Loanette Morales