Los seres humanos vivimos confiados en nuestra propia seguridad. Pensamos que tenemos el control de todas las cosas. La gente se siente amenazada por la maldad que le rodea. ¡Y no se da cuenta! La maldad está lista siempre para destruirnos; pero Dios siempre se ocupa de protegernos. Lo interesante es que, muchas veces, la ayuda de Dios pasa como una casualidad. Es importante que sepas que para Dios no existen las casualidades. Lo que nosotros llamamos «casualidad» es una de las formas que tiene Dios para actuar en nuestras vidas y mostrarnos su poder. El engaño, la mentira, la envidia, y toda clase de mal, se disfrazan para tratar de engañarnos. ¡No lo permitas! No permitamos que el pecado te aparte de Dios, porque, ciertamente, el Señor tiene cuidado de nosotros.

Maria I. Nadal